Un acto terrorista reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), que dejó tres muertos y ocho heridos en Solingen, una ciudad en el oeste de Alemania, fue condenado por el Gobierno paraguayo, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, mediante un comunicado. El incidente conmocionó al país europeo y avivó el debate político.
“El Gobierno de la República del Paraguay condena enérgicamente el atentado perpetrado en la ciudad alemana de Solingen, el cual ha sido reivindicado por el autodenominado Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés)”, expresó la cancillería. “Al reiterar su absoluto repudio a cualquier forma de acto terrorista, el Paraguay transmite su solidaridad a los familiares de las víctimas, así como al Pueblo y al Gobierno de Alemania”.
La fiscalía de Alemania ordenó ayer domingo la detención preventiva para un ciudadano sirio por el letal ataque con puñal del viernes por la noche en una fiesta municipal en Solingen. Tras un día huido, este individuo de 26 años se entregó el sábado por la noche a las autoridades y declaró, según la policía, “ser responsable del ataque”.
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El grupo EI reivindicó la autoría del ataque, afirmando que su objetivo era “vengar a los musulmanes de Palestina y de todas partes”, según un comunicado difundido por su organismo de propaganda Amaq. El jefe de gobierno Olaf Shcolz visitó este lunes la ciudad, donde continúan los homenajes a las víctimas. Ramos de flores, velas y mensajes llenan las calles cercanas al lugar de los hechos.
Los fallecidos en el ataque son dos hombres de 56 y 67 años y una mujer de 56. Además, ocho personas resultaron heridas, cuatro de ellas de gravedad. La fiesta de Solingen era uno de los varios actos programados para conmemorar el 650º aniversario de la fundación de esta localidad, que se encuentra en la cuenca minera del Ruhr, a medio camino entre Düsseldorf y Colonia.
Con información de AFP.
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Comisión de Diputados dictamina por la fusión de Cancillería y Repatriados
La Comisión de Legislación y Codificación de la Cámara de Diputados, emitió dictamen de aprobación para dos proyectos de ley impulsados por el Poder Ejecutivo que serán tratados en la sesión ordinaria prevista para este martes.
El primero plantea que el Ministerio de Relaciones Exteriores absorba, mediante fusión, a la Secretaría de Desarrollo para Repatriados y Refugiados Connacionales. La iniciativa busca racionalizar la estructura estatal y evitar la superposición de funciones.
Con esta modificación se creará el Viceministerio de Repatriados y Refugiados Connacionales, dependiente de la Cancillería, encargado de promover acuerdos internacionales de repatriación, asistir a connacionales en el exterior y apoyar a víctimas de trata de personas.
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El proyecto asegura la incorporación del personal con todos sus derechos adquiridos, mantiene las franquicias aduaneras para paraguayos que vivieron en el extranjero al menos dos años y transfiere a la Cancillería los bienes, derechos y obligaciones de la secretaría absorbida.
En paralelo, la comisión también dictaminó la aprobación, con modificaciones, del proyecto de ley que crea el Ministerio de Industria, Comercio, Turismo, Minas y Energía. Esta propuesta unifica al actual MIC, el Viceministerio de Minas y Energía (hoy bajo el MOPC) y la Secretaría Nacional de Turismo en una sola estructura ministerial.
La normativa prevé que el nuevo ministerio asuma todas las atribuciones y responsabilidades de las instituciones fusionadas. La comisión introdujo un cambio en la denominación oficial, colocando “Minas y Energía” en lugar de “Energía y Minas”.
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Canciller entrega informe sobre lavado de la CBI a Estados Unidos
El ministro de Relaciones Exteriores, Rubén Ramírez, entregó el informe elaborado por la Comisión Bicameral de Investigación (CBI) al encargado de Negocios de la embajada de los Estados Unidos, Robert Alter, así se informó desde Cancillería en la tarde de este jueves.
“Se entregaron dos ejemplares del informe elaborado por la Comisión Conjunta de Investigación de carácter transitorio del Congreso Nacional. Este informe aborda hechos punibles relacionados con lavado de activos, contra el patrimonio del Estado, contrabando y otros delitos conexos”, informaron desde la cartera diplomática.
Asimismo, indicaron que la entrega de estos documentos se realizó a solicitud de la propia comisión, la cual requirió la colaboración de la embajada norteamericana para que este informe llegue al Departamento de Estado y al Departamento de Justicia de dicho país.
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El informe de la Comisión fue presentado el pasado 14 de julio ante el Congreso, días más tarde, el contenido fue remitido al Ministerio Público, al Banco Central del Paraguay (BCP) y a la Contraloría. El presidente de dicha comisión, el senador Dionisio Amarilla ya había adelantado que el objetivo es que dicho informe llegue a Estados Unidos.
El trabajo de la comisión concluyó en un informe compuesto por nueve tomos y cuenta con el respaldo de 231 biblioratos de documentación, fruto de más de seis meses de trabajo parlamentario. Entre las líneas investigativas principales, la CBI identificó tres núcleos de presuntas irregularidades:
- Desvío de fondos públicos a través de ONG: se detectó que numerosas organizaciones no gubernamentales, muchas de ellas receptoras de recursos estatales, no rindieron cuentas del destino del dinero recibido.
- Un fideicomiso sospechoso entre IPS y Banco Atlas: la comisión reveló que se transfirieron G. 828.000 millones desde el Instituto de Previsión Social a través de un fideicomiso con dicho banco, sin que las obras comprometidas se hayan ejecutado.
- Vínculos con el crimen organizado y lavado de dinero: también se examinaron operaciones vinculadas al tráfico de armas, así como financiamiento de campañas políticas presuntamente con fondos ilícitos, incluyendo conexiones con figuras como el fallecido dirigente deportivo Nicolás Leoz.
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El “sobreturismo” impacta en el lago Eibsee, el “Caribe de Baviera”
El Eibsee, un lago turquesa en los Alpes alemanes conocido como el “Caribe de Baviera”, se convirtió en un destino turístico masivo. Ahora los visitantes tienen que armarse de paciencia en los atascos, los autobuses o para estacionar. Son las diez de la mañana del lunes y en la estación de tren de Grainau unas 30 personas esperan el autobús que los llevará al lago. El último ya está lleno y un grupo tiene que esperar el siguiente.
Una única carretera lleva al Eibsee y solamente hay dos estacionamientos para acceder al teleférico del Zugspitze, el pico más alto de Alemania, por lo que las plazas disponibles son escasas. El resultado: un gran atasco en los últimos kilómetros. Con sus aguas cristalinas, islotes, densos bosques de abetos y cumbres cubiertas de nubes, el “Caribe de Baviera”, como lo llama la oficina de turismo, se popularizó en redes sociales en los últimos meses.
Fotos y videos tomados en su idílico entorno generan millones de visualizaciones. Un entusiasmo comparable al que generó la ciudad austriaca medieval de Hallstatt o la francesa Annecy, conocida como la “Venecia de los Alpes”. Ambas son ciudades alpinas que se vieron afectadas por el “sobreturismo”, un fenómeno de saturación causado por viajeros entusiastas que popularizan ciertos destinos.
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“No pensábamos que habría tanta gente, pero es realmente hermoso”, resume Clément, un turista francés de la sureña Marsella que visita Baviera por primera vez. “El color del agua es impresionante: tan clara y transparente, algo que no suele ocurrir en los lagos”, añade su amiga Marion. Tras recorrer los 7,5 kilómetros que rodean el lago con su hijo a cuestas, ambos regresarán a su alojamiento en Garmisch-Partenkirchen, la gran estación de deportes de invierno vecina a Grainau.
Casi diez veces más pequeña, Grainau registra alrededor de 620.000 pernoctaciones al año desde la pandemia de covid-19, según el alcalde adjunto Christian Andrä. Esto supone un promedio diario de 1.700 pernoctaciones para una ciudad de 3.600 habitantes. La ciudad no dispone de una estimación total de visitantes, incluyendo a quienes no pasan la noche allí.
“Un partido de fútbol”
Andrä compara esta “forma de sobreturismo” con un “gran evento”, como “un partido de fútbol en Múnich” o un “viaje al Oktoberfest”, la tradicional fiesta de la cerveza. Las estampidas hacia el metro al final de un partido, Grainau las vive “de una manera atenuada”, dice el funcionario, al explicar que algunos visitantes “ignoran las señales” que indican que los aparcamientos están llenos, por lo que “al final deben dar la vuelta y empeoran el tráfico”.
Andrä se opone a un sistema de barreras que, en su opinión, provocaría los mismos embotellamientos, por lo que pide a los conductores que “muestren responsabilidad”. Tras haber venido en carro a pasar el día, Max y Yan tardaron casi una hora y media en llegar al lago. “Tenía muchísimas ganas de volver aquí” por segunda vez, explica Max, de 27 años, residente de Stuttgart (suroeste).
Yan, que vive en Paderborn (centro), considera que hay “muchísima gente”, pero destaca que se accede “fácilmente” al lago desde Múnich y que es “un lugar fantástico para pasar el día”. Además del tráfico complicado, Grainau tiene que lidiar con una “cierta sobrecarga” en la recogida de residuos, lo que requiere la eliminación de basura “casi a diario”, enfatiza el intendente adjunto.
Fuente: AFP.
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Heridas que no cierran: voces de quienes sobrevivieron al 7 de octubre
Entre la masacre en el festival Nova, en el desierto del Négev y el asedio a un kibutz próximo a la Franja de Gaza, dos sobrevivientes cuentan cómo el miedo y la pérdida siguen marcando sus días casi dos años después.
Solo en la popular fiesta electrónica que se llevaba a cabo en el desierto y a pocos kilómetros de la Gaza, fueron asesinadas 378 personas que llegaron hasta el lugar para celebrar la vida.
Poco menos de dos años después del 7 de octubre de 2023, las voces de quienes sobrevivieron a la masacre aún tiemblan al recordar. No es solo el sonido de las sirenas lo que quedó grabado, sino el silencio que siguió, el vacío que dejó la muerte y la certeza de que reconstruir la vida–física y emocionalmente– es un proceso sin fecha de caducidad.
La joven periodista dominicana Vera Pappaterra, conoció los horrores del 7 de octubre a través del relato de sobrevivientes, durante su viaje a Israel a comienzos de agosto, invitada por la agencia de noticias especializada en el Medio Oriente para el mundo hispano hablante, Fuente Latina.
La madrugada de ese sábado (7 de octubre de 2023), Alejandra López, una joven colombiana radicada en Israel, llegó al festival Nova con amigos.
Era un evento que llevaba meses esperando. “A las cinco de la mañana estaba bailando, cuando vi algo raro en el cielo”, recuerda López. Pensó que era parte del espectáculo, hasta que, a las 6:30 de la mañana, la música se detuvo. Tras una espera de tan solo unos 30 minutos, relata López, comenzaron los ataques.
ACOSTUMBRADOS A LAS ALARMAS
A solo 40 kilómetros de López, en un kibutz cercano a la frontera con la Franja de Gaza, Tzvi Alon comenzaba el día con su familia. “Escuchamos la alarma, pero estábamos acostumbrados”, narra.
Él y cinco familiares se refugiaron en la habitación blindada de su casa, diseñada para resistir bombardeos, pero no para detener a hombres armados.
Afuera, los gritos en árabe se mezclaban con disparos. “Estuvimos 30 horas encerrados, con calor, sin ventilación, con niños que preguntaban cuándo llegaría el ejército,” dijo.
De vuelta en el festival, López aún pensaba que todo terminaría pronto. Recolectaba sus cosas cuando un amigo le advirtió que estaban matando a todos. Las palabras ya no eran necesarias en este punto; el estado físico del muchacho lo decía todo: “estaba en la mitad de la carretera, completamente bañado en sangre en la cara, en las manos, en todo el cuerpo”, explica López.
TORTURADAS, VIOLADAS, ASESINADAS
Comenzó entonces una huida caótica entre cientos de personas. Corrieron por tierra seca, atravesaron matorrales y se escondieron en huecos. Escuchaban explosiones y el paso pesado de los terroristas. “Sacaban a las niñas de los escondites, las torturaban, las violaban. Era como un juego para ellos”, relata López con voz quebrada. Entre las víctimas estaban dos de sus mejores amigas.
En el kibutz, los mensajes por WhatsApp traían fragmentos de horror: casas incendiadas, vecinos asesinados. Alon recibió la noticia de que su amigo había sido ejecutado y que su esposa había sido brutalmente atacada. Él no podía salir; cada intento era frenado por su hija para evitar que lo mataran. “Era como una ruleta rusa. En una casa entraban, en la otra no”, dice Alon. Afuera, los cuerpos se acumulaban.
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EL ESPEJISMO DEL RESCATE
López pasó entre ocho y nueve horas escondida. Su ropa mínima la dejaba expuesta al sol y a la idea persistente de que, si la encontraban, sería violada antes de ser asesinada. Cuando el calor y la desesperación fueron insoportables, se movió con una amiga y encontraron a un joven israelí con agua, batería y conexión a internet. Él logró contactar al padre de su hijo, que se encontraba cerca. El rescate fue un espejismo: mientras intentaban salir, los atacantes comenzaron a incendiar la zona.
En el kibutz, cuando por fin el ejército llegó el domingo al mediodía, los soldados dieron apenas quince minutos para evacuar. Tzvi y su familia fueron llevados a la ciudad de Netivot y, luego, al Mar Muerto. Pasaron casi un año desplazados antes de reasentarse temporalmente en otro kibutz. “Quizás en dos años podremos volver como comunidad, con casas y escuelas. Hasta entonces, vivimos a la espera”.
López, armada con una pistola tomada a un guardia herido, corrió hacia la figura que reconoció como el padre de su hijo, escoltado por militares. En el trayecto vio lo que preferiría olvidar: mujeres empaladas, cuerpos colgados de los árboles banderas de Hamás cubriendo rostros. “Ese día mataron una parte de mí que no voy a recuperar”, dice. “Sobreviví, pero no soy la misma”.
Hoy, ni López ni Alon creen que la vida haya vuelto a la normalidad. La reconstrucción física: casas, calles, campos, avanza con ladrillos y planos; la reconstrucción interna es más incierta. El miedo permanece. “No creo que vivamos en paz. Tal vez uno o dos años y empezará otra vez”, admite Alon. López, por su parte, aún no puede asistir a un evento masivo sin revivir aquel amanecer.
El 7 de octubre dejó cicatrices visibles en los paisajes y heridas invisibles en las personas. A casi dos años, la memoria sigue fresca, y el peso de lo que se perdió sigue marcando cada paso hacia adelante.
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