Se cumplen 35 años de democracia desde la noche del jueves 2 de febrero y el amanecer del viernes 3 de febrero de 1989, en que una gesta heroica logró poner fin al gobierno dictador del general Alfredo Stroessner, quien durante 35 años gobernó el país, en un oscuro periodo marcado por torturas, desapariciones y muerte, al igual que en otros países de la región.
Un grupo de las Fuerzas Armadas, encabezado por el general Andrés Rodríguez (yerno de Stroessner), se sublevó en la “Noche de la Candelaria”, logrando un amanecer distinto el 3 de febrero, con el pueblo paraguayo volcándose frente al Panteón de los Héroes y las calles asuncenas a celebrar la nueva era política.
La información de la sublevación ya era manejada por los altos militares que respondían a Stroessner, quienes tenían previsto que el golpe se desarrollaría recién por la madrugada del 3 de febrero. Sin embargo, la gesta ya se dio horas antes, alrededor de las 21:00 del 2 de febrero.
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Esa noche fueron atacados, entre tanques y balaceras, los tres centros leales de Stroessner en Asunción: el cuartel general de Policía, el Palacio de los López y el Batallón Escolta Presidencial. Fue en este lugar donde se produjo la mayor cantidad de bajas de quienes dieron su vida por la libertad del pueblo paraguayo.
Entonces, Stroessner tenía 76 años y ostentaba el período más largo de alguien en el poder en América del Sur, con 34 años y 172 días, desde el 15 de agosto de 1954. Había sido “reelecto” en febrero de 1988 para cumplir otro mandato hasta 1993, mientras planeaba que su hijo, Gustavo Stroessner, sea el “candidato” a ocupar el sillón presidencial para ese siguiente período.
El 5 de febrero de 1989, en horas de la tarde, Stroessner fue enviado a un exilio dorado, acompañado de unos 30 familiares y asesores. El dictador partió rumbo a Brasil en un vuelo especial de un Boeing 707 de la extinta Líneas Aéreas Paraguayas (LAP) al aeropuerto de Viracopos, en la ciudad de Campinas, a 100 kilómetros al norte de San Pablo.
Con el exilio del general, Paraguay se quedó con la tarea no solo de reordenar el Estado y el Gobierno, sino un pueblo hambriento de libertad y democracia. Tres meses después del golpe se convocaba a elecciones generales pluralistas para el lunes 1 de mayo de 1989 y en junio de 1992 comenzó la Asamblea Nacional Constituyente, que finalmente promulgó una nueva Constitución Nacional, que reemplazaba a la del 1967, diseñada por Stroessner. El dictador falleció el 16 de agosto de 2006 y está sepultado en el cementerio Campamento de la Paz de Brasilia (Brasil).
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