Por Juan Carlos Dos Santos, juancarlos.dossantos@nacionmedia.com

A casi año y medio de la invasión rusa al territorio ucraniano, la guerra parece no tener un final próximo, según lo explica Yurii Klymenko, el embajador de Ucrania concurrente en Paraguay. “Rusia quiere arruinar nuestra vida futura”, dijo en una entrevista para el diario La Nación, advirtiendo de la gravedad de la situación bélica con una pregunta para el resto del mundo: “¿Después de Ucrania, quién seguirá?”.

Tras la gestión de Andrés Trociuk, cónsul honorario de Ucrania en Paraguay, Klymenko dialogó con Nación Media y dio pormenores de la situación por la que atraviesa su país a causa de la guerra con Rusia, que se inició militarmente en febrero de 2022 tras la invasión por parte de las fuerzas de Vladimir Putin a territorio ucraniano.

El embajador extraordinario y plenipotenciario de Ucrania en la República de Argentina y concurrente en Paraguay, llegó al país para presenciar la ceremonia de traspaso de mando presidencial, con que Santiago Peña asumió el nuevo gobierno, este martes pasado. El día anterior fue recibido por el flamante mandatario, así también pudo reunirse con autoridades del Congreso paraguayo.

“Ucrania está luchando desde 2014 por su soberanía, por su integridad territorial y por su libertad, pero desde el 24 febrero del año pasado tiene lugar una guerra a plena escala por parte de Rusia y ahora ellos que no están pudiendo lograr los éxitos que pensaban en el campo de batalla están aterrorizando a la población civil de Ucrania, atacando con misiles, cruceros y drones zonas residenciales de ciudades ucranianas”, explicó el embajador.

Aunque cada país hace lo que puede de acuerdo a sus posibilidades, el verdadero problema, explica Klymenko, es que Rusia no está para nada interesada en llegar a un acuerdo de paz y solo está interesada en conquistar totalmente a Ucrania, relata. El diplomático manifestó que el mundo y, sobre todo, Ucrania, “está ante una guerra imperialista guiada por el dictador Vladimir Putin”, una persona que está hace más de 20 años al frente del poder en el país agresor.

Destacó el apoyo político que Paraguay, a través de sus reiteradas posturas en organismos internacionales, ha brindado a Ucrania, en especial dentro de la Asamblea General de las Naciones Unidas. “La economía ucraniana cayó mucho a causa de la guerra, pero tenemos que pensar en perspectivas comerciales y financiera con Paraguay”, explicó el embajador.

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Klymenko reiteró que Ucrania busca una paz justa y duradera con su vecino, quien desde hace años, mucho antes de la guerra de Crimea, ha venido probando las posibilidades de aumentar la presión para lograr anexar pequeñas partes del territorio de su país al de la Federación Rusa.

Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, ha planteado una propuesta de paz con los rusos, basados en 10 puntos y la comunidad internacional, entre ellos el Paraguay, está de acuerdo con esta propuesta. “Lo que necesitamos ahora es avanzar hacia la implementación de esta fórmula de paz y esperamos que Paraguay sea uno de los países que se sumen a esto, es la única manera de detener esta guerra a gran escala que nuestro pueblo viene sufriendo”, agregó el embajador.

“Lamentablemente, los rusos están solamente interesados en conquistar a toda Ucrania y eso representa una amenaza para todo el mundo. Esta guerra ha desestabilizado a la economía mundial y sobre todo a la seguridad alimentaria. Por ejemplo, muchos países del mundo, sobre todo en el continente africano, afrontan la falta de suministro del trigo y otros cereales que Ucrania provee, pero que ahora está detenido por el bloqueo marítimo que Rusia viene gestando en el Mar Negro, la salida de Ucrania, eso es una violación del derecho internacional marítimo”, reclamó.

Rusia ocupó la central nuclear ucraniana de Zaporiyia, la más grande de toda Europa. “Tenemos la información que algunas partes de esta central nuclear han sido minadas por parte de los invasores y esta es parte de la política agresiva e irresponsable que pone en riesgo a toda Europa y por cierto, también a los propios rusos, porque nadie sabe hacia dónde llevará la radiación el viento en caso que ocurra alguna explosión en esa central nuclear”, graficó.

El embajador concurrente en Paraguay dijo que necesitan una postura más fuerte por parte de la comunidad internacional porque el agresor no está interesado en lograr una paz justa y duradera. “Una sola persona está haciendo esto y una sola persona no puede poner en riesgo a todo el mundo como lo hace el dictador Putin”, aseveró el diplomático.

Se refirió también a la postura de dos países que están influyendo en la guerra en Ucrania, uno de manera positiva como China y otro en forma negativa como Irán. “China participa en reuniones importantes que buscan detener la guerra e implementar la fórmula de paz ucraniana. Eso es positivo porque China es un país importante al ser integrante del Consejo de Seguridad de la ONU. Claro que pueden influir y contribuir a poner fin a esta guerra imperialista que desarrolla Rusia”, explicó Klymenko, reiterando que espera que el Paraguay se puede sumar a esta misma situación y es algo que viene a plantear al nuevo gobierno que se está instalando en nuestro país.

Con relación a la participación de Irán, el embajador calificó a ese país gobernado por una teocracia islámica como cómplice del dictador Putin. Irán estaba suministrando drones militares a las fuerzas rusas, pero ahora ya se han instalado en territorio de Rusia para producir estos artefactos de uso militar y que están siendo utilizados para llevar a cabo los ataques a poblaciones civiles en varias localidades ucranianas. “Ucrania ya ha solicitado a Irán que detenga esta colaboración con los rusos, porque son cómplices al contribuir a la matanza de civiles y a la destrucción de infraestructura ucraniana”, explicó.

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Una arista que los medios no mencionan son los enormes daños ecológicos que los rusos están causando con esta guerra. Klymenko recordó el caso de la represa Nova Kakhovka, destruida por las fuerzas rusas a comienzos del mes de junio pasado y que ha generado la pérdida del embalse de más de 2.000 km², generando un problema ambiental aguas abajo del río Dniéper, afectando a 80 poblados.

Rusia lleva colocando minas personales en una extensión territorial cercana a los 200.000 kilómetros cuadrados, algo que llevará décadas desminar, una vez que culmine la guerra. Se estima que cada m2 de territorio ucraniano tomado por los rusos contienen hasta 5 minas personales, elemento bélico de uso prohibido por la Convención Internacional de Ottawa.