El equipo de la Concertación Nacional, encabezado por Efraín Alegre, organizó un encuentro con el expresidente de la República del Uruguay José “Pepe” Mujica, con el objetivo de utilizar al exmandatario para promocionar la figura política del presidenciable liberal. Abofeteando a los grupos progresistas, Alegre finge intimidad con Mujica, mostrándose como el candidato de la izquierda paraguaya, cuando dista mucho de posicionarse con ese perfil y marcar una tendencia en el sector.

Haciendo hincapié en la unidad dentro de su equipo político, Alegre olvida que fue uno de los principales precursores de la destitución de Fernando Lugo, una de las figuras protagónicas del progresismo paraguayo. Votando “por la condena”, ahora el presidenciable liberal pretende captar el voto del grupo izquierdista que no olvida su traición a Lugo, utilizando a Mujica para su objetivo.

Dirigentes socialistas como Sixto Pereira, Hugo Richer y Miguel Fulgencio Rodríguez aplicaron aquella frase histórica de “Ni olvido ni perdón”, y sentenciaron que el presidenciable liberal no representa a los sectores progresistas y no abogará por ellos en su gobierno, contrariamente al acompañamiento de la izquierda que Alegre afirma poseer.

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Lejos de constituirse como un verdadero representante de la izquierda en el país, Alegre representó uno de los motivos centrales del quiebre del Frente Guasu, recordando que una importante parte de los referentes de esa nucleación política decidieron apoyar la candidatura presidencial de Euclides. Esto sin mencionar que diversos referentes opositores, incluidos dirigentes de su propio partido, salieron de la Concertación, denotando así la amplia división del sector.

Teniendo en cuenta que gran parte del sector de la izquierda no brinda su apoyo a la figura de Alegre y tampoco lo observa como el mandatario representativo de la forma en que él se autopercibe, el presidenciable liberal pareciera tratar de captar al electorado progresista recurriendo a burdas tácticas como sacar provecho de la figura de un referente izquierdista como lo es Pepe Mujica.

El actuar de Alegre coincide con las denuncias realizadas por diversos dirigentes políticos, quienes expresan que el liberal ni siquiera logra mantener un único discurso o proyecto político, pues primeramente se postula como el emisario del izquierdismo en el país, cuando paralelamente también aboga por el apoyo del voto conservador a nivel electoral; esto en su desesperación de captar el acompañamiento que aún no logra materializar en intención de votos, de acuerdo a las encuestas.

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