El director de Proyectos Latinoamericanos para la Escuela de Posgrado de Gerencia de Política de la Universidad George Washington, analista de CNN en Español, Roberto Izurieta, estuvo como invitado del cierre de la primera semana del programa “Fuego Cruzado”, emitido por el canal GEN y conducido por los periodistas Augusto dos Santos y Benjamín Livieres. El tema abordado fueron los últimos hechos de violencia que se dieron en el Capitolio de Washington.

¿Cuál es la significación política y cómo queda la democracia y sus instituciones después de lo que pasó el pasado miércoles en el Capitolio?

–Soy un hombre optimista y yo creo que la democracia de los Estados Unidos quedó fortalecida. ¿Por qué digo esto? Porque después del asalto que se produjo al Congreso quedaron al descubierto una serie de imposiciones que incitaron a la violencia. Aquellos que somos demócratas tenemos principios y valores que defendemos políticamente, igualdad frente a la ley y la libertad de expresión, pero eso no significa la libertad de acción o menos aún el vandalismo. Cuando esto sucede, hay que saber separarlos y no incitarlos. Aquellos que cometieron esos actos son responsables ante la ley y se les aplicará todo su peso. Las responsabilidades políticas han sido expresas. En realidad, en los últimos dos años el presidente Donald Trump perdió el Congreso, la Presidencia y en la última elección de esta misma semana Georgia, perdió la mayoría en la Cámara del Senado.

Foto: Eduardo Velázquez.

¿Cómo sobrevivirá la relación entre Trump y el Partido Republicano o debajo de esa cabellera mostaza se está gestando alguna plataforma propia para el futuro?

–En toda esta semana yo cité al senador Min Roumin, quien es candidato a la presidencia del Partido Republicano, sus discursos han sido sumamente inspiradores, un hombre de fe, un conservador, un hombre que cree en muchas de las cosas que definen la ideología más conservadora. Yo aspiro a que después de estos hechos tan graves y trágicos, personas como él tomen el control del partido aislando aquellos que no quieren creer en los hechos, que confunden las opiniones con los hechos, que niegan a la ciencia y han incitado a la violencia que debe ser excluida del debate político, del proceso político y debe ser tratado conforme a la ley y el orden.

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¿Qué puede pasar en estos 12 días? ¿Está realmente garantizada una transición ordenada y qué pasará después de que se plantó la semilla de la ilegitimidad?

–Este proceso electoral fue debatido en más de 500 cortes, entre locales y federales, fue tratado en la Corte Suprema de Justicia, en el cual unánimemente teniendo el presidente Trump ahí tres nominados en su gobierno, lo cual es extraordinario, desecharon de oficio cualquiera de estas acusaciones o cuestionamientos, dos veces fue rechazado. Hay gente que no quiere creer. A mí eso no me preocupa, lo que sí me preocupa es que si tú no crees una cosa esas personas cometan acto de violencia, ahí existe otro problema. Lo que tenemos que tener claro es que la democracia no requiere que aquel que pierde las elecciones tenga que reconocer el resultado electoral, no lo requiere, es un acto de caballerosidad, de política, en el cual la mayoría de los líderes políticos cumplen y para mí es parte de la democracia, la violencia no.

¿Qué pasó en esos días entre el Presidente y el Vicepresidente y cuál es el estado de su relación hoy a 12 días de la inauguración del mandato?

–El presidente Trump quedó al descubierto al incitar en su discurso a que la gente vaya al Congreso y que actúe con fuerza y una de las personas que también habló en ese discurso, Giulani, utilizó la palabra combate para resolver esto, utilizó la palabra “ya que no hemos ganado en las cortes, definamos en combate”. Acá hay responsabilidades políticas y en ese momento quedó aislado del resto de los líderes del Partido Republicano, el mismo Vicepresidente, el líder del Senado, que básicamente le hacen saber al Presidente que hay ciertas líneas que no están dispuestos a cruzar y en esa misma noche a la madrugada unidos, los demócratas y los republicanos cumplieron su deber ceremonial, que era certificar el resultado del colegio electoral, que es el resultado de la voluntad popular.

Foto: Eduardo Velázquez.

¿El planteamiento de destituir a Trump tiene andamiento, hay poco tiempo?

–Personalmente no estoy de acuerdo, no me parece que es la solución así mismo como me parecía inviable e inútil iniciar un debate de dos días para cumplir con una actividad ceremonial que significaba confirmar el resultado del Colegio Electoral, esto sería similar. Creo que Donald Trump es uno de esos líderes políticos que necesita llevarse con rienda corta, el mantener esa amenaza política por decirlo así me parece que surte un efecto, que es lo que vimos en el discurso de ayer que asegura a la nación una transición ordenada, entonces me parece que tenemos que pasar estos días.

¿Qué es eso de la vestimenta de la tribu cívica y por qué irrumpe hoy en la historia de los Estados Unidos?

–Hay gente que cree que el mundo es plano, eso es un acto de ignorancia. Qué podemos hacer para que haya gente que sepa que el mundo no es plano, sin lugar a dudas el sistema de educación. Si hay gente que quiere creer eso, yo no tengo ningún problema en la medida que no sea una amenaza para el resto de los ciudadanos que somos consciente de que el mundo no es plano. Nunca he visto tantas personas caminando sin usar cubrebocas, ahí hay otro problema. Para mí la supuesta libertad de ellos en creer que el virus no existe afecta mis derechos, mi salud y el de las personas, entonces de nuevo el que crea que el mundo es plano no tengo ningún problema, pero si tienes una acción que me impide a mí desarrollarme como persona porque crees una ignorancia es un problema distinto.

¿Hasta dónde puede seguir este virus político avanzando en los EEUU que está convencido de que puede interpretar la Constitución?

–Lo que se ha producido esta semana con estas acciones de Donald Trump lo pone en un extremo. Por lo tanto, da la posibilidad al Partido Republicano de volver a su raíces, cambiar el liderazgo y aglutinarlo en función de sus principios y valores conservadores, eso puede ser positivo. No descarto que en los Estados Unidos veamos en los próximos años el desarrollo de un partido o movimiento con características fascistas, como lo tenemos lastimosamente en Francia, en Austria y otras series de países desarrollados, eso no es bueno para la democracia.

¿Si se veía en la televisión a uno o cuatro senadores aplaudiendo y un dirigente juvenil del PLRA saliendo del televisor, se pensaría que habían puesto de nuevo la película del Paraguay del 2017?

–Yo pienso que tiene que ser un test de nuestra consistencia en lo que creemos y defendemos. Cuando sucedió el incendio del Congreso en el Paraguay, yo respondí con la misma firmeza y claridad rechazando la violencia y la invasión promovida por un discurso político incendiario. Yo creo que es un momento para cuestionar nuestra consistencia en qué creemos, qué defendemos, porque eso es lo que nos dará la credibilidad.

Foto: Eduardo Velázquez.

¿Cuáles son las otras reacciones que tiene la política, tu mirada sobre la izquierda, sobre el futuro y también sobre el estado de salud de republicanos y demócratas que han sido siempre la base de los partidos en EEUU?

–Todo partido político grande, en este caso el Demócrata y Republicano, tienen alas más conservadoras, más liberales o más de izquierda o más de derecha. El juego democrático lo que hace es permitir que esas expresiones se procesen dentro del marco legal del debate de las ideas y en última instancia de buscar mayor cantidad de votos o de partidarios. Si tienes un planteamiento más de izquierda o de derecha, no lo vamos a resolver en la calle a patadas, lo vamos a resolver en reuniones civilizadas donde nos ponemos de acuerdo un grupo de personas para avanzar y seguir catando cada uno de los temas. La democracia consiste en eso y eso me parece sano. El problema es que cuando en ese grupo, en ese abanico de posiciones, tienen posiciones no extremas, sino que no son democráticas, son violentas. Eso hay que separar, eso no es la política, eso ya no es la libertad de expresión. Es una actividad criminal y si es una actividad criminal debe ser tratado por el sistema de justicia, no por el sistema político.

¿Estamos ante esta situación de disputa de democracia contra autoritarismo, contra fascismo, distintas fuerzas que no reconocen ni están dispuestas a dirimir las diferencias en el terreno de la democracia?

–Correcto, en Estados Unidos y en los países del norte hay dos elementos que en Paraguay no se viven mucho. Primero, el racismo. En los Estados Unidos aún estamos viviendo un debate que ya debimos superarlo. En Paraguay la variable que divide más al electorado es la pobreza, entonces allí viene el tema del populismo. Cómo vamos a responder con este reto de pobreza. Creo que hay que responder dando más oportunidad al ciudadano en el Paraguay con más empleo, inversión, mejor educación, con mejores obras públicas mejorando la vida de ellos para aumentar sus oportunidades para que el que nace pobre no esté condenado a morir pobre. La política entendida como el debate de ideas, visiones y proyectos de país.

¿Cómo sigue esa historia entre Trump y el Partido Republicano? ¿Cuál es el futuro de esa relación?

–Espero y aspiro que se dé una reconstitución de las fuerzas dentro del Partido Republicano y de existir allí y cualquier elemento fascistoide, sea de quien venga, tiene que ser excluido. El Partido Republicano tiene que darle fuerza a muchos de esos líderes. Eso sería muy sano para la democracia y el partido.

Si la situación económica de EEUU mejora en los próximos años, evidentemente va a desalentar el surgimiento o el desarrollo de estas corrientes fascistas, Trump, sus seguidores, pero si eso no ocurre ¿también sería complicado?

–Tres factores determinarán eso. El mercado de valores ha reaccionado muy bien al triunfo de Biden y que se haya resuelto la crisis en cuestión de horas la toma del Congreso. El segundo, el tema de la salud pública, la pandemia. El tener vacuna es el resultado de un efecto científico, disponemos de dos vacunas científicamente probabas. Y tercero, la capacidad de gestión. Creo que Biden por su experiencia en la administración pública de 30 años ha demostrado tener con su equipo una muy buena capacidad de gestión.

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