Por Alberto Castro.
Entre grasa, cigüeñales y pastillas de freno hay una chica en crocs, buzo y remera albirroja. El mundo mecánico está en la piel de Nayeli Luján Peralta. Ella, a veces de jeans, sudadera y gorra, es la trigueña de ojos color miel que arregla autos en el taller de la calle Alberdi a la altura de 20 Proyectada.
Los vecinos pasan y la "niña de fierro" –con nombre de origen zapoteca (mexicano), que significa "te quiero"– no deja de llamar la atención. Los curiosos se quedan como una estatua observando detalladamente todo lo que hace la muchacha de barrio apasionada de los motores.
Son las 15:45 y Nayeli hace palanca con la llave cruz para aflojar las tuercas de la rueda de un coupé azul. Sonríe. Se seca el sudor de la frente y va tras una herramienta que descuelga bajo el póster de Lilian Ruiz. "Yo empecé a trabajar desde muy chica acá en el taller para ayudar a mi papá", dice ella, conocedora del sacrificio y la responsabilidad.
"Trabajo por la tarde y estudio de noche. Pero en el colegio no saben que trabajo acá. Es algo muy reservado. Gano mi platita, me divierto con lo que hago y ayudo en la casa", remarcó a Motor+Tech.
Nayeli se enfrenta diariamente a los retos mecánicos de su oficio. Entre trapitos y mantos de duda, pone paños fríos. "Si algo no entiendo, pregunto, sin drama", indicó. Practicidad, antes que nada. Dice que no hay casi tareas difíciles. "No es tan pesado, una se va acostumbrando a todo y casi no se notan diferencias. Yo hago de todo un poco, pero lo que más hago es desarmar la caja. Es cuestión de agarrarle la mano", redondeó la entrevistada.
Los clásicos pósters de chicas sensuales no están desterrados del entorno, pero se van derribando los mitos sobre la exclusividad masculina en el rubro. Nayeli disfruta del reconocimiento y es respetada por clientes y otros mecánicos.
Pero al principio, las luces que se proyectaban sobre ella eran de escepticismo. "A muchos les sorprende que una chica meta mano en su auto, pero ninguno le rechaza y se van contentos con su trabajo", agregó un vecino. Otros hacen bromas al respecto y hay quienes preguntan varias veces si es cierto que es ella la mecánica. Y no faltan los piropos. "Eso es normal, una se acostumbra a todo tipo de comentarios", puntualizó Nayeli.
TAREA FÁCIL
Nayeli demuestra que para ella es tarea fácil hacer una nueva mesa de soldadura, reparar una motocicleta o detectar el problema en el motor de un Nissan 2006.
CHIPS
La joven tiene varios chip. Tiene puesto el de mecánica, pero sale y se pone el chip de estudiante o de señorita coqueta con las uñas pintadas, taco alto, pelo suelto y rímel en sus pestañas.
MITOS
Sobre el supuesto que afirma que los mecánicos les mienten a los clientes mujeres y a los hombres les dicen la verdad, la mecánica argentina Alejandra Zárate tiende un manto de duda. "Si vos no sabés de algo, sea mecánica, cocina o astronomía, siempre vas a pensar que el otro te está mintiendo", remarcó, mientras intenta poner paños fríos al asunto.
GANAN TERRENO
Las mujeres siguen ganando terreno en el mundo laboral. Incluso, disputan espacios considerados exclusivos para hombres.