- Por Sara Valenzuela
Asunción es una ciudad que a lo largo de su historia se ha convertido en punto clave para el nacimiento de otras ciudades, para el fortalecimiento de una República y para albergar a una comunidad marcada por personalidades y hechos que resonaron en el mundo entero.
Hoy, a 488 años de aquel 15 de agosto de 1537, cuando Juan de Salazar de Espinosa, acompañado por el primer adelantado del Río de la Plata, Pedro Mendoza, fundó el fuerte Nuestra Señora Santa María de la Asunción, recordamos los inicios, entendemos los desafíos y tratamos de buscar cuál es el camino para llegar al futuro como una ciudad modelo.
El momento en que los españoles decidieron asentarse en lo que hoy conocemos como Asunción, el lugar estaba poblado por varios indígenas de la parcialidad carios-guaraní, quienes junto con sus respectivas nucleaciones habían tomado esta zona como lugar de resguardo estratégico ante el ataque de otras parcialidades rivales.
Entendiendo el choque cultural y todo lo que la aproximación de ambas comunidades implicaba, la evolución poblacional se vio casi de manera inmediata, ya que se fueron formando ciertas alianzas en busca de la convivencia más eficaz para los pobladores que ya se encontraban en el área y los recién llegados, generando poco a poco pequeñas construcciones que delinearían más adelante los cimientos de la actual Asunción.
Además del fuerte, el cual se encontraba acondicionado para funcionar como centro clave de operaciones y albergar a soldados y dignatarios españoles, las primeras construcciones eran bastante precarias, contando solo con lo básico para el resguardo, siendo estas primeras viviendas refaccionadas y mejoradas con el paso del tiempo y el acceso a mejores materiales.
“La llegada de los españoles fue vista por algunos como una oportunidad: para los guaraníes significó tener aliados en las guerras contra otras tribus; y para los españoles, significó contar con personas que conocían bien el territorio”, comentó el urbanista Fernando Maidana Benegas en conversación con La Nación/Nación Media.
A lo largo de los años y con el avance logístico, se vio el nacimiento de las primeras casonas, las calles adoquinadas y la construcción de centros culturales. Esta infraestructura le abriría el paso a las principales dependencias gubernamentales que durante décadas se han asentado en Asunción, dando un mensaje firme del corazón del país.
Desde la Casa de la Independencia hasta la Costanera de Asunción, la capital de nuestro país ha vivido tiempos de cambio, innovación y crecimiento, pero hoy se encuentra ante una realidad de constantes intentos por revitalizarla, por volverla nuevamente el centro de un país y no solo una zona turística con edificios gubernamentales.
VIVIENDA
En este sentido, el urbanista Fernando Maidana comentó que entre algunas de las principales problemáticas que ha desencadenado el diezmado poblacional en Asunción se encuentra el desorden en materia de construcción y la mala utilización de espacios disponibles.
“Hay muy poca gente viviendo por hectárea, en promedio unas 42 personas, cuando lo ideal sería al menos 100 por hectárea; esto encarece los servicios públicos, porque hay que pagar calles, iluminación y agua entre muy poca gente, y esto se ve reflejado en que cada año más personas se mudan fuera de Asunción porque vivir es cada vez más caro”, explicó.
En la misma tesitura, remarcó que actualmente el precio de las viviendas en la ciudad capital se ha elevado debido a la inversión extranjera, la cual construye edificios o departamentos que están diseñados para personas de un nivel de ingresos superior al promedio, generando una nula oportunidad de vivienda para familias de ingresos medios o bajos que finalmente optan por migrar a ciudades cercanas.
MOVILIDAD Y ESPACIOS VERDE
Maidana reflexionó, además, sobre la falta de movilidad en Asunción, debido a las falencias que presenta el transporte público, ya que cada año líneas de transporte retiran sus servicios y sus trayectos no vuelven a ser explotados, generando que vivir y trasladarse hasta Asunción resulte bastante cansador para los ciudadanos que deben esperar más tiempo en las paradas.