En medio del sofocante verano japonés, donde las temperaturas supe­ran los 35 °C, el pabellón para­guayo en la Expo Osaka se ha transformado en un verdadero oasis cultural. Entre el arte del Ñandutí y el sabor refres­cante del tereré, Paraguay se posiciona como una presencia vibrante y auténtica que atrae cada vez más atención en uno de los eventos internacionales más importantes del año.

La protagonista de esta cone­xión entre culturas es Elena Iwatami, maestra del Ñan­dutí, radicada hace años en Japón, quien lidera talleres en el pabellón paraguayo. Más de 500 personas, incluidos niños desde los 4 años, ya aprendie­ron a tejer el encaje tradicional paraguayo, conquistados por su belleza y complejidad.

“Es emocionante ver cómo una tradición tan nuestra despierta tanta curiosidad y admiración en Japón”, expresó Iwatami al equipo de Ikigai Paraguay, des­tacando el creciente interés del público japonés por el arte tex­til paraguayo.

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Pero no todo es aguja e hilo. En un contexto de calor extremo y humedad agobiante, Elena también tiene su secreto para resistir el clima nipón: el tereré paraguayo, con yerba mate enviada directamente por el Centro Yerbatero Paraguayo.

“Aquí en Japón hace mucho calor y es muy húmedo. Yo siempre con mi rico tereré. Es lo único que me salva”, comentó entre risas. Su pre­sencia y la del tereré en la Expo forman parte de una estrategia más amplia de promoción cul­tural y comercial.

El Centro Yerbatero Para­guayo, según su gerente Naida Alderete, busca ampliar las exportaciones de yerba mate e infusiones frías a Japón, donde ya existe un mercado emergente.

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