La lumbalgia es la principal causa de discapacidad en todo el mundo y también es la afec­ción en que la rehabilitación puede beneficiar al mayor número de pacientes. Se puede presentar a cualquier edad y casi todas las personas la pade­cen al menos una vez en la vida.

“Podemos clasificar las causas del dolor lumbar en dos gran­des grupos. El lumbar mecá­nico, corresponde al 97 % de los casos, de los cuales el 70 % es debido a contracturas mus­culares y solo un 4 % a hernias de disco. Menos del 3 % corres­ponde a causas estructurales como artrosis o fracturas, sobre todo en pacientes mayo­res de 65 años.

Dentro de las causas no mecánicas, menos del 1 % pueden ser neoplasias o infecciones. También exis­ten causas no relacionadas a la columna, como endometriosis o litiasis renal. Los factores de riesgo incluyen poca actividad física, tabaquismo, obesidad y gran esfuerzo físico en el tra­bajo”, explica la doctora Noeli Zavala, cirujana e integrante del plantel médico de RapiDoc.

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En la mayoría de los casos, la lumbalgia se presenta como un dolor agudo, intenso y de apa­rición brusca, asociado a un esfuerzo físico como levantar o empujar un objeto pesado. A menudo genera dificultad para mantener la posición erguida o levantarse luego de estar mucho tiempo sentado o acos­tado. Los síntomas tienden a desaparecer solos, pero en algunos casos se vuelven cró­nicos. El dolor puede irradiar a las piernas, lo que se conoce como ciática, y venir acompa­ñado de hormigueos, entume­cimiento o debilidad muscular. El diagnóstico se realiza prin­cipalmente mediante interro­gatorio y examen físico. Si no existen signos de alarma, no se requieren estudios por imá­genes en la primera consulta.

Los medicamentos más uti­lizados incluyen analgésicos comunes y relajantes mus­culares, siempre acompaña­dos de fisioterapia. El ejerci­cio es el pilar del tratamiento. Lo importante es mantenerse activo de forma progresiva. El reposo prolongado puede agra­var el cuadro. Desde Rapidoc recuerdan que iniciar el trata­miento con acompañamiento profesional marca la diferencia en la recuperación: “El ejerci­cio regular, una alimentación saludable y buenos hábitos de sueño no solo previenen recaí­das, sino que mejoran la salud general y el bienestar emocio­nal”, añadió la profesional.

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