Después de más de dos décadas, un tribunal de sentencia condenó ayer sábado a 15 años de cár­cel al exministro del Interior Walter Bower, por hechos de torturas cometido contra agentes policiales ante un intento de golpe contra el gobierno de Luis Ángel Gon­zález Macchi, producido en el 2000. También en el mismo juicio fueron condenados los comisarios Merardo Palacios Melgarejo y Osvaldo Javier Vera Espínola a 12 y 6 años de cárcel, respectivamente. Los condenados deberán cumplir su condena en el penal militar de Viñas Cué.

El Tribunal de Sentencia estuvo integrado por el juez Fabián Weisensee, Laura Ocampo y Cándida Fleitas.

La fiscala Sonia Sanguinés solicitó 12 años de prisión para el exministro del Inte­rior Walter Bower, por su implicancia en las presun­tas torturas a dos policías en el contexto de un supuesto intento de golpe de Estado en el año 2000. Las vícti­mas, quienes fueron deteni­das y sometidas a malos tratos durante los interrogatorios, eran sospechosas de estar vinculadas a esta tentativa de golpe contra el gobierno del entonces presidente Luis Ángel González Macchi.

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Además de Bower, la Fisca­lía también solicitó penas para los otros dos acusados en el caso: los policías Osvaldo Vera, y Merardo Palacios, quienes enfrentan solicitu­des de 14 y 7 años de prisión, respectivamente.

ANTECEDENTES DEL PROCESO

El 2000 fue un año crítico para Paraguay, marcado por la tensión política y las crisis institucionales. En medio de un clima de desconfianza hacia el gobierno de González Macchi, varios sectores den­tro de las fuerzas de seguridad fueron acusados de conspirar contra el gobierno. La deten­ción de los supuestos impli­cados en el golpe de Estado se vio acompañada de denuncias sobre torturas durante los interrogatorios, hechos que luego fueron elevados a juicio.

La acusación principal recayó sobre Bower, quien en su rol de ministro del Interior habría sido responsable directo de las operaciones de detención e interrogatorio de los implica­dos. Durante el juicio, se pre­sentó evidencia de que las tor­turas fueron sistemáticas y tenían como objetivo obtener información que confirmara las supuestas conspiraciones.

El juicio, que finalmente comenzó varios años después de los hechos, ha sido un pro­ceso largo y plagado de obstá­culos. En varias ocasiones, el Tribunal de Sentencia tuvo que suspender las audiencias debido a recusaciones de los jueces y otras complicaciones procesales.

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