En la madrugada del 8 de enero de 1973, los gritos, la desespe­ración y la tragedia se apode­raron del río Paraná luego de que la embarcación conocida como El Pirizal empezara a incendiarse y terminara nau­fragando cuando realizaba su recorrido habitual entre la ciu­dad de Posadas y Encarnación.

Aquella lancha, propiedad del arquitecto José Marcial Caba­llero y tripulada por Domingo Amarilla Junis, más conocido como Cambá Viejo, y Bienve­nido Céspedes, transportaba 60 almas, de las cuales falle­cieron un total de 38, cerrán­dose el informe de la Prefec­tura Naval Paraguaya con un total de 12 personas fallecidas que lograron ser identificadas, 6 fallecidos de los cuales no se tenía ningún dato y el resto de pasajeros fueron declarados como desaparecidos.

PRIMER VIAJE DE LA NOCHE

Andrés Morel, presidente de la Academia de Historia y Geogra­fía Militar del Paraguay, filial Itapúa, en conversación con La Nación/Nación Media, puntua­lizó que la embarcación El Piri­zal, de bandera paraguaya, se accidentó durante su primer viaje de la noche, ya que era usual que transportara desde Encarnación a Posadas a quie­nes regresaban desde el casino encarnaceno, principal punto de encuentro de aquellos tiem­pos. “No todos los que utilizaban la lancha regresaban del casino, muchos la utilizaban para retor­nar a Posadas luego de visitar amigos, cenar en un restaurante de la época o de un encuentro furtivo lejos de miradas curio­sas. El trámite era simple, llenar la planilla de migraciones y el rol de embarque. Aquella noche se estimaba que todos los pasa­jeros regresaban del casino, ya que entregaba sin cargo el boleto para el cruce”, comentó el histo­riador Andrés Morel. El mismo explicó que la tragedia se pro­dujo justo cuando la embarca­ción ingresaba al canal y a aguas argentinas frente al puerto de Posadas. Según los informes de las autoridades y el relato de los testigos, el fuego se desató por un derrame de combustible que rápidamente desencadenó en la explosión de la lancha y el hun­dimiento del resto de la misma.

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La tragedia se produjo justo cuando la embarcación ingresaba al canal y a aguas argentinas frente al puerto de Posadas.FOTO: GENTILEZA

AGUAS ARGENTINAS

“En el momento en que El Piri­zal entraba al canal y a aguas argentinas, el viento levantó olas y el cielo se iluminó con relámpagos, estas condiciones climáticas no ayudaron para nada a los trabajos de rescate que se dieron posteriormente. La lancha, a la deriva, dejó el canal y, empujada por el viento y el oleaje, encalló en un banco de arena, 40 minutos después de la explosión”, precisó el presidente de la Academia de Historia y Geografía Militar del Paraguay, filial Itapúa. Agregó que la lan­cha rápida de la Prefectura, por su poco calado, fue la primera en auxiliar a los náufragos. Por la mañana, al rescate se suma­ron 26 embarcaciones privadas, tres de la Prefectura Argentina, una lancha de pasajeros del ser­vicio interpuertos, una patru­llera de la Base Naval de Encar­nación y el helicóptero de la Dirección de Aeronáutica Pro­vincial.

“Los que sabían nadar se arrojaron al agua levantando o rompiendo vidrios de las ven­tanillas. Aquellos que ni sabían flotar o fueron presas del miedo se aferraron a algún objeto de la embarcación; otros disputa­ron algún salvavidas”, aseguró Morel, recordando que muchos de los tripulantes fueron resca­tados por haberse aferrado a la estructura de metal restante de la embarcación. En cuanto a los fallecidos, comentó que la fuerte corriente arrastró a los náufragos, aguas abajo, hacia las islas Tataindy y del Medio, aunque también fue­ron localizados varios cuer­pos en las costas de Ombú, Santa María y Apipe.

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