Uno de los momentos más luctuosos de la historia paraguaya data del 23 de octubre de 1931. Ese día, estudiantes de distintos colegios se congregaron frente al Palacio de Gobierno y pretendían ingresar hasta la casa gubernamental para exigir, de ese modo, la defensa del Chaco. Pese a que el Paraguay se estaba preparando para enfrentar la osadía boliviana que avanzaba hacia las aguas del río Paraguay, la carrera armamentista nacional se estaba armando en silencio, para no alertar a los enemigos.
La falta de conocimiento y la excesiva prudencia del Gobierno de ese entonces, motivaron la revuelta de estudiantes y civiles, que exigían la defensa del Chaco. Esta manifestación quedó marcada en la historia como un día de tristeza, luego de que los marines que estaban custodiando el Palacio reaccionaran con balas contra la protesta estudiantil.
Hoy se conmemoran 93 años del terrible día en que 11 estudiantes fueron asesinados a tiros durante una manifestación en la que reclamaban la inacción por parte del Gobierno para defender el Chaco paraguayo ante los avances de las tropas bolivianas. Afirman que los fallecidos demostraron preocupación por el país y es un llamado para la juventud de demostrar interés por la situación actual de Paraguay.
El 23 de octubre de 1931, frente al Palacio de Gobierno, un grupo de marinos tomaron la decisión de abrir fuego contra un grupo de manifestantes, estudiantes de entre 16 y 20 años, que exigían que se tomen las medidas para defender las tierras del país. En total fallecieron once personas, estudiantes del Colegio Nacional de la Capital, del Comercio y otros que quedaron en el anonimato.
El hecho enlutó a todo el país y quedó marcado en la historia paraguaya. La situación fue tan agobiante que el presidente de aquel entonces, José P. Guggiari, tuvo que renunciar y fue sometido a un juicio político del cual salió inocente, por no hallarse elementos que pudiesen probar que dio la orden para disparar.
“El legado que dejaron los jóvenes estudiantes es la preocupación por la situación que estaba pasando el país. Hoy en día es un llamado para los jóvenes para que vuelvan a involucrarse en temas importantes y nacionales, no hablo de una guerra precisamente, sino que de cuestiones que tienen que ver con nuestra realidad nacional”, indicó el historiador Fabián Chamorro, en contacto con La Nación/Nación Media.
En aquellos tiempos, la juventud se preocupaba por la realidad nacional y esto quedó demostrada con esa manifestación, en el que estos estudiantes salieron a reclamar sobre un momento importante que estaba pasando en el Paraguay. “Se preocupaban por su realidad e incluso salieron a dar sus vidas para defender lo que consideraban importante”, señaló.
Chamorro indicó que días antes del fatídico día ya se habían reportado manifestaciones importantes en las que participaron estudiantes de la carrera de Medicina, la Escuela de Comercio y Escuela Normal, que formaban a los maestros. Todo fue por la supuesta toma de un fortín paraguayo, poco antes de la Guerra del Chaco.
“La marcha fue por la supuesta indefensión del Chaco. Había ocurrido un incidente en el fortín Samaklay, donde supuestamente los bolivianos lo tomaron a la fuerza”, manifestó. Esto motivó la preocupación de los estudiantes que decidieron juntarse frente al Palacio de Gobierno para reclamar la falta de defensa.
EL FORTÍN FUE ABANDONADO
Con el paso de los años se pudo constatar que el fortín no fue tomado por las tropas bolivianas como se pensó en aquel momento y quedó demostrado que en realidad fue abandonado por los combatientes paraguayos por el abrasante calor de aquella época y la falta de agua.
“Tiempo después se conoció que Samaklay en realidad fue abandonada por los paraguayos por falta de agua y ni siquiera hubo un enfrentamiento entre las tropas contendientes. Este supuesto enfrentamiento hizo que los estudiantes se movilicen en la capital del país”, puntualizó en LN.
El historiador indicó que para 1932, el Gobierno estaba preparado para defender el Chaco, pero que no fue una noticia que era difundida para evitar que llegara a oídos de las tropas enemigas, en este caso, de los bolivianos. Sin embargo, esta situación de silencio provocó la muerte de los estudiantes.
“Meses antes, precisamente en mayo de ese año, llegaron los cañoneros Paraguay y Humaitá, que demostraron que en el país se estaba preparando para la guerra. Fue un evento público y masivo, donde la ciudadanía recibió a esos barcos que garantizan la soberanía paraguaya sobre el río”, refirió.