El Ministerio Público sospecha que la aeronave que era ensamblada en un taller clandestino en Luque iba a ser destinado a una organización boliviana de tráfico de drogas. De acuerdo a los datos, la Fiscalía cree que la reparación de la aeronave que pertenecía a la Escuela de Paracaidismo Sin Límites era costeada por esta organización criminal.
El jueves pasado, la Fiscalía a cargo del agente Christian Ortiz allanó el taller clandestino en la zona conocida como Aguapey, entre la divisoria de Luque y Limpio, junto con la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (Dinac) y la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad). La propiedad pertenecería al suboficial de la FAP Miguel Ángel Ramírez Núñez.
Allí, los intervinientes incautaron el fuselaje de una aeronave que se había accidentado en 2017 (que poseía la matrícula ZP-BOB) y que pertenecía a la Escuela de Paracaidismo Sin Límites, de David Vela. Además del fuselaje, los agentes de la Senad y del Ministerio Público incautaron otros dispositivos, piezas y repuestos para la citada aeronave que estaba a punto de culminar la reparación.
Según datos de los intervinientes, solo faltaba días para que la nave termina su proceso de ensamblaje y pueda en breve volver a volar, aunque la avioneta reparada ya no tendría matrícula y por tanto operaría de manera ilegal. Si bien se podrá determinar si la aeronave pertenece aún a la Escuela de Paracaidismo o fue adquirida por el mecánico de aviación Ramírez Núñez, lo que para la Dinac no hay dudas es que la misma ya no tendrá matrícula ni licencia para poder volar, ya que hasta los repuestos utilizados tienen un esquema de trazabilidad que en el caso de esta aeronave no se podrá determinar.
El costo del fuselaje (que ronda entre los 40 mil y 45 mil dólares) es otro de los puntos que llaman la atención de los investigadores, puesto que el que habría adquirido las partes del avión siniestrado en 2017, el suboficial Ramírez Núñez, tiene un salario que ronda los 6 millones de guaraníes y pese a que pueda sacar préstamos, es muy difícil que pueda costear la compra de las partes, así como de los repuestos de la nave que rondan otros 60 mil dólares.
Es por esta razón que el Ministerio Público y la Senad sospechan que una organización boliviana no solo está detrás de la compra de los restos del aparato, sino también de la restauración y el ensamblaje de la avioneta en cuestión.