El Estado paraguayo no supo dar soluciones definitivas al problema de acceso a la alimentación de numerosas familias y en especial al segmento infantil. Es por ello que una parte de los niños y niñas paraguayos en edad escolar padecen de desnutrición (5,3 por ciento, según datos de la INAN). Estos guarismos persisten a pesar de que se establecieron políticas alimentarias para revertirlas desde las escuelas y hoy la realidad muestra que pese a los ingentes recursos destinados al Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (Fonacide) estos números siguen siendo una lacerante realidad.

En el último quinquenio, en el que Mario Abdo Benítez ejerció la administración del Gobierno, los problemas en el programa de alimentación escolar no han cesado, inclusive empeoraron. Pero no solo empeoró por aspectos de carácter extraordinario (como la pandemia del covid-19), sino principalmente de gestión y de corrupción.

Entre el 2018 (año en que Marito asume el poder) y el 2023, el Gobierno dispuso de más de 8 billones de guaraníes (alrededor de 1.247 millones de dólares) en recursos del Fonacide. De este monto, según la ley que lo creó, el 30 por ciento se destina al almuerzo escolar; es decir, 2,4 billones de guaraníes (unos 332 millones de dólares) es lo que en la gestión Abdo se disponibilizó, según el último informe de la Contraloría General de la República sobre provisión de la merienda escolar en municipios y gobernaciones.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Es decir, dinero para financiar los distintos programas de salud y de alimentación no faltaron, y en especial en los tiempos que el covid-19 golpeaba al país. Lo que sí faltó fue transparencia.

RESULTADOS FUNESTOS

Los resultados fueron funestos no solo porque había que administrar la pandemia, sino que la alternativa al programa de asistencia alimentaria (restringido a un plan Mi Almuerzo Escolar en Familia) estuvo salpicada de denuncias y reclamos por la mala calidad de la merienda entregada tanto por el Ministerio de Educación como por las gobernaciones y municipios.

El programa Mi Almuerzo Escolar en Familia se implementó como estrategia para los servicios de alimentación en instituciones educativas de capital y otras urbes, por causa de la pandemia y posterior suspensión de clases presenciales. Pero la ejecución del programa estuvo plagada de denuncias y las distintas tandas realizadas revelaron faltantes de kits alimentarios para muchas familias; en algunos casos se destinaban 400 kits cuando la necesidad era para 600. En otros casos, las denuncias tenían que ver con alimentos en mal estado como sucedió con algunas familias en Alto Paraguay, donde los kits llegaron en mal estado (tenían gusanos).

La provisión de kits llegaba con dificultades y en muchos casos estos paquetes (que básicamente eran alimentos no perecederos) venían en mal estado (foto: archivo)

UN NEGOCIO

El almuerzo escolar es un negocio que mueve millones y llamativamente está beneficiando siempre a los mismos consorcios. Del informe de la CGR se desprende que la merienda escolar se concentró en pocas manos en los últimos 10 años. Son varias las proveedoras “mimadas”, pero de ellas dos son las que más licitaciones se han llevado. Ladero Paraguayo SA se adjudicó con 176 licitaciones por valor total de G. 578.027.082.995; mientras que Comepar –con cuatro contrataciones por valor G. 567.578.055.351– se ubica en segundo lugar.

Un aspecto que la propia Contraloría halló como preocupante es que (en octubre de 2022) la cartera educativa no había solicitado al Ministerio de Salud Pública la realización de algún estudio que comprobase las condiciones sanitarias del almuerzo escolar ni en la empresa proveedora del servicio ni en las instituciones educativas.

Dejanos tu comentario