La indicación del pediatra decía “una dosis de alegría” y los mismos doctores se encargaron de suministrar la medicación, con villancicos navideños a todas las personas que se encontraban en el hospital general pediátrico.

“Un pequeño homenaje a los valientes guerreros que cada día nos dan un poquito de su milagro de llevar la vida con alegría, a pesar de las dificultades. Un poco de color y alegría con el arte, es lo que queremos ofrecer a los que todos los días nos ven de batas blancas y, por sobre todo, que sientan que no es un día normal, sino que es Navidad”, expresó Mara Cheaib, endocrinóloga pediatra, pero también –junto a su padre y hermano– promotora y coordinadora de la tradicional serenata desde 2015.

El silencio en la sala de espera del hospital fue interrumpido por las primeras notas musicales que interpretaron los médicos del hospital, cuatro canciones en total: “Din din don”, “El Tamborilero”, “Dos trocitos de madera” y “Ven a cantar”. Niños y adultos; visitantes y trabajadores del Acosta Ñu, unidos al coro principal acompañaban al coro con cantos, palmas y bailes. Un poco de festividad en el sitio donde muchos niños pasarán el 25 de diciembre.

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Luego de la presentación de los médicos artistas, el público fue sorprendido con la actuación de Roscer Díaz y su grupo, que quisieron formar parte del festejo. Ofrecieron varias canciones con las que todos vibraron.


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