El Círculo Paraguayo de Médicos pidió al Consejo Nacional de Educación Superior (Cones) la intervención de universidades médicas que ofrecen servicios para los cuales no tienen la capacitación requerida.

Alegan al efecto que en la actualidad se ofertan más de 160 especializaciones médicas del país. De ellas, solo una universidad llega a completar 90 y, entre estas, solo cinco (especializaciones) tienen sus programas actualizados, refiere el cuestionamiento del gremio.

El Círculo señala, a manera de ejemplo, que se hizo el reclamo al Cones sobre tres especializaciones que funcionan en este momento en el Hospital Nacional de Itauguá, en el Hospital Barrio Obrero y el Hospital de Limpio, donde no tienen las condiciones mínimas para ser habilitados como centros de formación.

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Sin embargo, en las dos ocasiones que se formuló el pedido desde hace meses, agrega, no se obtuvo respuesta alguna hasta ahora. Esto determina que continúa el problema sin que se plantee una solución.

Antes de la promulgación de la ley que establece obligaciones de obtención de niveles de capacitación en 2013, el sistema operaba sin control alguno. Pero ahora que la ley ya lleva una década de implementación, no ha logrado que el objetivo de la norma se concrete, expresa el gremio médico.

La falta de capacitación de profesionales médicos ha saltado de nuevo al tapete tras episodios de negligencias médicas que generaron incluso el fallecimientos de personas, así como graves dolencias por mala praxis.

DENUNCIA

Nuevamente saltó esta semana a la luz los casos de presunta mala praxis que involucran a “clínicas estéticas”, esta vez en Alto Paraná. Se trata de una mujer con las iniciales L.V.M.C. quien acudió ante el Ministerio Público de Ciudad del Este para formular una denuncia por supuesta mala praxis en la clínica Dermique Medicina Estética, ubicada en el Área 1 de la capital altoparanaense.

La denunciante afirma que en la clínica le prometieron una intervención rápida y sin dolor; sin embargo, la cirugía se prolongó por más de 5 horas y no estuvo exenta de complicaciones. La propietaria del lugar, Eloisa Martínez Galvão, le aseguró que “las molestias eran normales”. Las profesionales no eran médicas y usaban productos no legales en el país.

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