Un grupo de investigadores del área de salud de la línea de epidemiología de la tuberculosis publicó un artículo sobre la filogeografía y transmisión de M. tuberculosis en prisiones y comunidades aledañas en Paraguay en la revista internacional de alto impacto Natura Communications. Los autores principales del trabajo son la Dra. Gladys Estigarribia y el Dr. Guillermo Sequera, investigadores categorizados en el Programa Nacional de Incentivo a los Investigadores (PRONII) del Conacyt.

Según la investigación, los recientes aumen­tos en los casos inci­dentes de tuberculosis (TB) en Paraguay y la creciente con­centración de TB dentro de las cárceles resaltan la urgencia de focalizar estrategias para inte­rrumpir la transmisión y pre­venir nuevas infecciones. Sin embargo, aún se desconoce si ciudades específicas o institu­ciones penitenciarias juegan un papel desproporcionado en la transmisión. El equipo de investigadores realizó una vigilancia genómica prospec­tiva, secuenciando 471 geno­mas del complejo Mycobac­terium tuberculosis (MTB), dentro y fuera de las prisiones en las dos áreas urbanas más grandes de Paraguay, Asunción y Ciudad del Este, del 2016 al 2021.

Se encontró evidencia genó­mica de transmisión reciente frecuente dentro de las prisio­nes y vínculos de transmisión que abarcan cárceles y pobla­ciones aledañas. Los investiga­dores identificaron una señal de M. tuberculosis frecuente que se extendió entre áreas urbanas y marcó la reciente expansión del tamaño de la población de los tres grupos de transmisión genómica más grandes.

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Los hallazgos resaltan la urgencia de enfocar la inter­venciones de control de la TB en las prisiones para reducir el riesgo de transmisión den­tro de ellas, donde la incidencia fue 70 veces mayor que fuera de las prisiones en el 2021. La investigación consistió en la vigilancia genómica enfo­cada en los dos centros peni­tenciarios más grandes del país, el Centro Penitenciario de Tacumbú y el Centro Peni­tenciario de Ciudad del Este, que en conjunto representan el 36% (4.950/13.821) de la población privada de libertad en Paraguay. Las tasas de noti­ficación son de 2.000 y 3.500 por cada 100.000 habitantes, respectivamente.

Se realizó una vigilancia genómica prospectiva, secuenciando 471 genomas del complejo Mycobacterium tuberculosis (MTB), dentro y fuera de las prisiones en las dos áreas urbanas más grandes de Paraguay, Asunción y Ciudad del Este, del 2016 al 2021.FOTO:GENTILEZA

RESULTADOS

Los resultados indican que se encontraron altas tasas de transmisión reciente dentro de las prisiones, enlaces de transmisión que abarcan las prisiones y las poblaciones cir­cundantes, y una propagación frecuente de M. tuberculosis entre las principales ciudades de Paraguay. Las muestras ais­ladas de personas privadas y no privadas de su libertad se dis­tribuyen por todo el árbol filo­genético (o sea el estudio de la historia evolutiva y las relacio­nes entre o dentro de grupos de organismos) y no han formado clados distintos, lo que indica una historia evolutiva com­partida reciente de muestras aisladas de prisiones y comu­nidades. Los aislamientos de M. tuberculosis de personas en prisión y aquellos que nunca han estado en prisión están estrechamente relacionados.

Las instituciones donde se encuentran personas privadas de libertad tienen alta prevalencia de tuberculosis.FOTO:GENTILEZA

Aunque los investigadores observaron patrones de MTB geográficamente distintos en Asunción y Ciudad del Este, la reconstrucción de las ubica­ciones ancestrales de las tres sublineaciones más impor­tantes reveló un movimiento de MTB predominantemente frecuente entre las dos ciuda­des estudiadas.

Otro hallazgo importante fue que 11% de las muestras (50/471) compartían una mutación en el promotor ahpc, que anteriormente se pensaba que era un locus de mutacio­nes compensatorias que se pre­sentan simultáneamente con mutaciones katG en aislamien­tos resistentes a la isoniazida.

EL EQUIPO

El equipo de investigadores de tuberculosis de instituciones nacionales e internacionales está confor­mado por Guillermo Sequera, de la Dirección de Vigilancia de la Salud (MSPyBS); Gladys Estigarribia Sanabria, del Instituto Regional de Investigación en Salud - Universidad Nacional de Caaguazú; Sarita Aguirre, del Programa Nacional de Control de la Tuberculosis del Programa Nacional del Control de la Tuberculosis (MSPyBS); y por los investigadores internacionales Julio Croda, de FIOCRUZ - FAMED/UFMS; Jason R. Andrews, de la Stanford University; Katharine S. Walter, de la Utah School of Medi­cine - Division of Epidemiology; Alberto García, del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y coordinador del área de investigación en tuberculosis en el Centro de Investigação em Saúde de Manhiça (CISM) en Mozambique.

Además, participaron como investigadores asociados y en formación Margarita Godoy y Natalie Wei­ler Gustafson, del Laboratorio Central de Salud Pública (MSPyBS); Paulo César Pereira dos Santos, de la Universidad Federal Grande Dorados; Analía Ortiz, Gloria Martínez y Julieta Méndez, del Instituto Regional de Investigación en Salud de la Universidad Nacional de Caaguazú, y Cynthia Céspedes, del Programa Nacional de Control de la Tuberculosis (MSPyBS). Con esta publicación, Gladys Estigarri­bia concluye su doctorado en Enfermedades Infecciosas y Parasitarias de la Universidad Federal de Moto Grosso do Sul. La misma es tutorada por el importante científico brasileño el Dr. Julio Croda y co-tutoreada por la Dra. Katharine Walter de la Utah School of Medicine y Dr. Jason Andrews de Stanford University. Sus investigaciones se centran en la epidemiología de enfermedades infecciosas como la tuberculosis, el VIH y la sífilis.

Actualmente se encuentra categorizada en el Nivel 1 en el Pro­grama Nacional de Incentivo a los Investigadores (PRONII) del Conacyt. El artículo fue publicado en el marco del proyecto denominado “Análisis de transmisión y direccionalidad de contagio con datos genómicos, epidemiológicos clínicos y sociodemográficos para estimar carga de la tuberculosis en las comunidades atribuibles a las prisiones”. Recibió G. 500 millones por parte del Conacyt a través del Programa Prociencia con apoyo del FEEI.

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