El director de la Coor­dinadora por los Derechos de la Infan­cia y Adolescencia, Aníbal Cabrera, señaló ayer sábado que es preocupante la can­tidad de abuso sexual en menores de edad y lamentó que este tipo de hechos esté “totalmente naturalizado” en la actualidad. Destacó que muchas veces ocurren estos casos por la falta de garantías del Estado.

“El principal problema es la violencia en general, pero en particular el abuso sexual hacia niños, niñas y adolescentes está suma­mente naturalizado. El nivel de indefensión en el cual se encuentran miles de niños y niñas en Paraguay tiene que ver con la no garantía de parte del Estado en promo­ver acciones”, dijo el director en comunicación con la radio 1080 AM.

Sostuvo que en el departa­mento de Caaguazú viven cerca de 206 mil niños, niñas y adolescentes de entre 0 y 17 años y más del 50% está en situación de pobreza y pobreza extrema. A su crite­rio, urgen oportunidades del Estado para evitar los acosos y abusos en menores y para que puedan mejorar la cali­dad de vida. Cabrera indicó que por la cultura machista existente en el país, muchas personas consideran que las mujeres deben experimen­tar relaciones sexuales a temprana edad y ser abusa­das. Insistió en que se deben tomar las medidas ante el crecimiento exponencial de este tipo de hechos. El depar­tamento Central es la zona donde más casos se denuncia­ron en los últimos tiempos.

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“Estos hechos de abuso y vio­lencia sexual ocurren en todo el país. El año pasado tenía­mos 3.288 casos que ingresa­ron a Fiscalía de todo el terri­torio nacional. El conjunto de datos que hemos recolectado nos muestra que cada año las cifras de abuso y violen­cia sexual van aumentando. Central es el principal terri­torio en donde se han denun­ciado situaciones de abuso y violencia sexual”, agregó.

La Policía Nacional detuvo a un hombre, a su pareja y al hijo de esta tras la denuncia por múltiples casos de abuso sexual a niñas de entre cinco y siete años de escasos recur­sos en Caaguazú, quienes iban a la vivienda engaña­das para luego ser sometidas sexualmente. Las menores eran violentadas a cambio de comida y aparentemente reci­bían dinero tras ser abusadas.

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