Los diagnósticos de ansiedad y depresión han aumentado en un 25% a nivel mundial tras el encierro obligado por la pandemia del covid-19, según reporta la Organización Mundial de la Salud (OMS). En el marco del Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra cada 10 de octubre, que este año lleva por lema “Hacer de la salud mental y el bienestar una prioridad mundial”, el organismo insta a los gobiernos a concienciar acerca de los problemas de la salud mental.
En ese marco, una de las preocupaciones a nivel global es la salud mental adolescente, puesto que esta franja etaria por la edad en sí experimenta grandes cambios y a veces llega a ciertas situaciones que no pueden pasar desapercibidas.
En este sentido, la Fundación Juan Rassmuss Echecopar, que trabaja desde el 2018 apoyando al Ministerio de Salud Pública con la creación y funcionamiento de los espacios adolescentes Ñangareko, brinda una atención integral a este grupo etario.
El programa Ñangareko funciona en el Hospital de Clínicas, Hospital Barrio Obrero, Materno Infantil de San Pablo, Hospital de Fernando de la Mora, Hospital Materno Infantil de San Lorenzo (Calle’i) y Hospital de Luque, brindando apoyo tanto sanitario como emocional a los adolescentes.
Según la OMS, la salud mental “es un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad”.
Existen varios desafíos y problemáticas en torno a la salud mental adolescente, según la licenciada Vilma Jara, psicóloga clínica del Hogar Adolescente del Hospital Materno Infantil de San Lorenzo (Calle’i). “Estos factores se dan por las diversas situaciones que afectan su bienestar emocional y también físico, ya que muchas veces no pueden desarrollar la capacidad de recuperación para hacer frente a diversas situaciones de la vida adulta”, indicó.
Según Jara, desde el consultorio de psicología se observan algunos síntomas o trastornos mentales más frecuentes que aparecen en la población juvenil como trastorno de ansiedad, trastorno depresivo, trastorno del sueño, cutting (laceraciones que se autoinfligen) y otros.
Varios son los factores que llevan a los adolescentes a esta situación, entre los que se encuentran, principalmente, en el entorno familiar. “Se ve a chicos que viven solo con mamá, con papá, con abuelos, con tíos, o extraños, no solo en familias desmembradas se ve esto, sino también en familias estructuradas donde se dan estas situaciones con respecto a padres exigentes o estrictos, por ausencia muchas veces de ellos por cuestiones laborales y quedan a cargo de personas extrañas”, lamentó.
Agregó que situaciones como el cutting o laceraciones en el cuerpo que ocurren es porque el adolescente tiene una inestabilidad del comportamiento emocional, impulsividad e imprevisibilidad e impotencia, desesperanza o falta de valor. Cuando se producen las heridas corporales es como un escape para ellos porque eso altera su ánimo y terminan en un estado de confusión emocional que aparentemente les trae alivio a una situación que implica estrés, infligiéndose una herida en el cuerpo.