Numerosos referentes de diversos ámbitos han expresado su pesar por la partida de Humberto Rubin, quien fuera el ícono de la radiofonía paraguaya. El “león del periodismo paraguayo” falleció el pasado lunes a los 87 años, y ayer, antes de ser depositado en su última morada, en el Cementerio Israelita de Asunción, fue homenajeado en radio Ñandutí, que fundó en 1962. Hasta allí llegaron periodistas, políticos y representantes de todos los ámbitos culturales para darle el último adiós.

La caravana que lo acompañó hasta el cementerio estuvo compuesta por un gran número de personas, tanto de familiares como amigos. Uno de sus hijos, Leo Rubin, recordó a su padre, comentando que la guitarrista Berta Rojas fue la última que lo llevó a un escenario municipal. “Él adoraba la música paraguaya”, recalcó y aseguró que su ausencia será irremediable. “Ese silencio en la radio y en la casa, pero fueron 87 años que estuvimos con él. Lo recordamos con momentos lindos”, sostuvo.

Don Humberto, nacido un 10 de mayo de 1935 en Pilar (Ñeembucú), inició sus primeros pasos en el periodismo aproximadamente a mediados de la década de los ‘50. Llevó consigo la bandera de la libertad de expresión y de prensa por muchos años, dando pelea desde su lugar cada día durante la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989), que en varias ocasiones suspendió las emisiones de Ñandutí, porque fue detenido en 1985 y la radio recibió un ataque en 1986.

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UN GRAN MAESTRO

La periodista y empresaria Mina Feliciángeli recordó sus primeros pasos en el periodismo, que justamente lo hizo de la mano de don Humberto, quien fue su gran maestro. “Don Humberto fue un maestro, no solo para los que trabajamos directamente con él, como es en mi caso, sino para otros tantos”, mencionó en comunicación con “A punto”, emitido por el canal GEN/Nación Media.

Otro periodista que se formó igualmente bajo la dirección de don Humberto es Enrique Dávalos, quien lo recordó por su culto al trabajo, su firmeza, su pasión, pero siempre con ternura. Indicó que lo recordará como el defensor de la libertad de expresión, como nunca hubo otro. Una persona que daba voz a la gente y respetando todas las opiniones, aunque no estuviese de acuerdo.

“Cada día era una enseñanza y una aventura en la radio con él. Era un personaje con gustos muy marcados y muy particulares. Su cabina decorada con recortes de frases célebres, su pasión por la poesía, su club Guaraní, su relación tan cercana con la gente, su ‘quinto poder’; sus patos y sus gansos de Ñu Guasu, que ahora quedan huérfanos, en fin, deja demasiados vacíos y al mismo tiempo deja demasiados legados eternos”, remarcó Dávalos.

Los restos de don Humberto fueron depositados en el Cementerio Israelita de Asunción. (foto: Christian Meza)

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