La ex titular del Ministerio de Educación Marta Lafuente falleció repentinamente ayer jueves, a los 54 años; fue titular de la cartera educativa entre el 15 de agosto del 2013 y 5 de mayo del 2016. La psicóloga y educadora venía luchando contra una delicada enfermedad, pero igual seguía asesorando en el campo de la educaciónal a varias instituciones.

Lafuente se desempeñó en el cargo dentro del gabinete del presidente Horacio Cartes. Tras las movilizaciones estudiantiles que se gestaron en ese entonces decidió dejar el cargo el 5 de mayo del 2016.En su reemplazo asumió el actual senador Enrique Riera Escudero.

En su gestión, la cartera todavía se denominada Ministerio de Educación y Cultura (MEC), y en 2017 pasó a Ciencias. La ex ministra se había destacado por una posición firme al frente del MEC, con una amplia experiencia en el rubro. Su labor sobresalió en sus estudios de Educación Media en el Colegio Internacional de Asunción y la carrera de Psicología con énfasis en Educación en la Facultad de Filosofía de la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción.

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Durante cinco años, desde el 2003 al 2008 se desempeñó como viceministra de Educación del MEC. También fue miembro del equipo elaborador del diseño del programa de fortalecimiento de la reforma de la educación básica del MEC con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

También ha trabajado en consultorías para organismos nacionales e internacionales como BID, la ong Sumando, Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Organización Juntos por la Educación, Fundación Parque Tecnológico Itaipú-Paraguay, Centro de Estudios Judiciales del Paraguay (CEJ), por citar algunos.

Ayer al conocerse su fallecimiento, el ex presidente Horacio Cartes, en cuyo período de mandato fue ministra de Educación, señaló a través de sus redes sociales: “Estamos tristes por la partida de Marta Lafuente. Ella fue una persona extraordinaria y con una capacidad enorme que puso al servicio de nuestra educación. QEPD querida Marta y nuestros sentidos pésames a su familia”.

También el ex ministro de Educación y ex titular de la Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior (Aneaes), Raúl Aguilera, lamentó la triste partida de la ex ministra de Educación. “La partida de Marta es una gran pérdida para el país y para la humanidad, una mujer destacadísima en el campo de la educación, que dio toda su vida para acompañar todas las políticas públicas que buscaba construir un mejor sistema educativo para el Paraguay”, manifestó.

Aseguró que a ella se debe los datos abiertos, con lo que trajo la innovación en el Ministerio de Educación y Ciencias, según dijo a La Nación/Nación Media. Indicó que gracias a la innovación la ciudadanía pudo acceder a datos, incluso los que por mucho tiempo permanecieron reservados. “Primero ambos fuimos directores generales, trabajamos como par, luego fue mi jefa”, explicó al tiempo de lamentar la partida de Marta Lafuente, una referente en lo que es la educación y los avances que se han implementado desde la cartera de Estado en el país.

Se apagó una personalidad brillante

Marta Lafuente tenía una personalidad sólida y respetada. Afirmada en el carácter, la virtud, el conocimiento y el trato refinado. Refinado, pero firme. Hoy tenemos que lamentar su prematura partida.

Decimos prematura, porque a sus 54 años aún tenía mucho que dar por el Paraguay y, muy particularmente, contribuir en ese tan necesario proceso de transformación del sistema educativo nacional. Porque, aunque su universo intelectual tenía amplias ramificaciones, ella eligió con especial preferencia la dimensión académica. Ahí se sentía a gusto y útil. ¡Y vaya que lo fue! Creyó en el diálogo como herramienta de construcción de proyectos colectivos. Mas era intransigente en la búsqueda de la excelencia, la calidad y la equidad en los saberes que se impartían en las aulas.

Fue ministra de Educación y Cultura desde el 2013 al 2016, tiempo en que rebatió con argumentos y patriotismo las pretensiones de avasallar la institución, durante tantos años manoseada, en nombre de una mal entendida política partidaria. No aceptó presiones ni imposiciones en el ejercicio de su cargo. Se desempeñó con estatura ética, con la soltura de la idoneidad y la agudeza de una inteligencia superior que reflexionaba una respuesta certera a cada pregunta o interrogante. Y en ese espacio jamás perdió la humildad de los que verdaderamente saben. Antes de eso, fue viceministra de Educación en el período 2003-2008.

Nacida el 16 de marzo de 1968, recibió su título en Psicología por la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción, donde también ejerció la cátedra. Su relevancia intelectual se destaca por su constante interés de problematizar la realidad. Por ello, más que evaluar sus logros al frente del Ministerio de Educación, insistía en los desafíos que teníamos por delante en esta materia tan delicada y tan crucial para el avance de nuestro país hacia su meta de progreso y desarrollo. Y más que nada, como factor que haga más fácil la convivencia o el aprender a vivir con los demás en un país donde las murallas mentales y las fracciones políticas nos dividen y nos fracturan como sociedad.

Su visión crítica, probablemente, le generó adversarios y detractores. Sin embargo, las mentes serenas no se dejan opacar por los contratiempos. Durante la pandemia que se inició en el año 2020 aportó un valioso documento altamente cuestionador con el título de “Una planificación sectorial endeble para un sistema escolar con crisis de aprendizaje”.

También la preocupaba “la falta de proyectos nuevos en educación”. Esa era su misión y su pasión. Y a ella se entregó por completo, ganándose la consideración internacional por su brillante trayectoria.

Su muerte el día de ayer, 2 de junio, tomó por sorpresa a intelectuales, académicos, políticos y personalidades de todos los ámbitos del quehacer nacional. Porque, a pesar de ser una figura pública, supo distanciarla de su vida privada. Es por eso que muchos no conocían de la enfermedad que la aquejaba desde hace tiempo.

Para Marta Lafuente los cargos oficiales fueron circunstancias en su vida; su mayor legado es su rigurosidad científica y su preocupación por una educación que pueda convertirse en el eje de nuestra transformación social. Paz en su tumba. A sus familiares, las expresiones de un sentido pesar por esta pérdida que también nos duele.

“La educación debe ser el centro de la agenda”

La ex ministra fue una de las entrevistadas en el programa “Expresso”, que conduce Augusto dos Santos por el canal GEN.

Augusto dos Santos entrevistó a Marta Lafuente, en el programa “Expresso”, por GEN. (foto: archivo)

Marta Lafuente, pedagoga y ex ministra de Educación en el período 2013 y 2016, abordó en un entrevista con “Expresso” el tema de la educación como centro de la agenda del futuro del país. La especialista en Educación analizó en esa oportunidad con Augusto dos Santos el nivel educativo en el país, desde la formación docente a lo que debe priorizarse para formar parte de un futuro democrático. “La educación debe ser el centro de la agenda”, expresó en aquella entrevista.

Dijo que traemos cuestiones desde el origen de nuestra nación que técnicamente o conceptualmente se llaman las “desigualdades persistentes” en cuanto a educación. “Me duele decirlo, pero creo que en democracia no hemos sido capaces de tener la ‘perfecta estrategia’ que tuvo la dictadura para lograr que la escuela cumpla la misión que tenía que cumplir, que era la de ser el aparato ideológico de control…”.

COMENTARIO

Por Augusto dos Santos

Fue, en rigor, la última persona preparada y rotundamente específica para la tarea de ministra de Educación en la historia del Paraguay.

Libre, esencialmente libre; transmitió el valor de una educación que se traduce en el desarrollo de la integralidad humana y que se opone a la estructura autoritaria de nuestra tradición cultural.

Su participación en el debate sobre la educación era imprescindible en los momentos de incertidumbre porque en el marco de las buenas o malas noticias, su aporte relevante era la certeza.

El papel de personas como Marta Lafuente es fundamental porque son –en rigor– la referencia que la sociedad necesita para “marcar la cancha” entre la vieja ineficiencia y el mérito que se traduce en gestión, en buena gestión.

Ella creía con fortaleza en el rol de la escuela como protagonista del cambio social. Citaba en la última charla que tuvimos en “Expresso”, por el canal GEN, al gran biólogo Humberto Maturana y su teoría sobre la educación como un ámbito de convivencia donde lo principal que se enseña a los niños es la vida misma.

Su forma de ver la educación era de un tiempo que se conjuga en futuro, por lo cual, como otros, no era fácil entenderla desde la herencia cultural de la autoridad genética de la posdictadura.

Marta se fue dejándonos la promesa de una nueva educación. Esa que en algún momento tendrá que germinar, como semilla irreverente, en el suelo duro de un país difícil de cambiar.

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