• Por Lourdes Torres, Jorge Romero y Jhony Centurión
  • Enviados especiales

Era casi mediodía de un cálido sábado de abril. Un hombre solitario, que visiblemente llevaba car­gando sobre sus hombros un largo pasar en la vida, estaba descansando a la sombra de uno de los pocos árboles que atestiguan la tranquilidad y el silencio de una de las esta­ciones de trenes. Se trata de don Esteban Báez, que cum­pliendo con su labor custodia lo que algún día fue uno de los centros urbanos más bulli­ciosos, la estación de tren de Villarrica, departamento del Guairá.

De esa manera encontró el equipo periodístico del dia­rio La Nación/Nación Media el pasado sábado cuando al visitar y ver en qué condi­ciones se encontraba uno de los centros de comercio más importantes de la travesía de los trenes que partía a diario desde Asunción con destino a Encarnación.

Frente a la estación del tren se encuentra el viejo silo, que también constituye parte del casco antiguo y atrae a los turistas.FOTO:JORGE ROMERO

El lugar que antes congregaba a comerciantes, viajeros y funcionarios ferroviarios, es hoy una zona tranquila, silen­ciosa, bien cuidada, mejor que muchas otras estaciones del tren que están en situación de abandono. No es así en el caso de la estación de Villa­rrica, que se prepara para su puesta en valor y convertirse en centro cultural y museo, según nos confirmó don Este­ban Báez, que es el custodio de la estación hace 23 años.

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Con mucha amabilidad, don Báez recibió al equipo periodístico que con curio­sidad irrumpió en su tran­quila mañana. El hombre contó que si bien ya lleva trabajando como seguridad municipal de la estación hace 23 años, lo hacía en horario nocturno. Pero desde hace 7 años el municipio le permi­tió vivir en la misma estación, teniendo su habitación en una de las salas.

“Aquí me mudé hace 7 años, tengo todas mis cosas aquí. Pero tengo mi terreno pro­pio, en el que mis hijos se van a ayudar para construir ahí para mi casa. Después de eso ya me podré mudar a mi pro­pia casa”, comentó.

En cuanto al trabajo que rea­liza, explicó que es el guardia de seguridad que custodia toda la estación del tren y los objetos de valor que guardan en el lugar, que consiste en el mobiliario original de los años de gloria de la estación. Mencionó igualmente que la Municipalidad de Villarrica está haciendo el trabajo de puesta en valor del lugar para que en poco tiempo el sitio se convierta en centro cultural y museo de la estación del tren.

“Se está preparando para ser museo, todos los objetos y muebles de antes se están arreglando y pintando. Está previsto que venga para la inauguración con el inten­dente y luego de eso ya estará abierto al público, desde las 6:00 a 18:00, y yo me encar­garé de atender a la gente que entra y sale. Aquí podrán venir a sacarse las fotos y yo voy a cuidar de las cosas”, mencionó.

Con mucho celo don Esteban Báez, desde hace 23 años, cuida la estación de tren que próximamente se convertirá en museo y centro cultural.FOTO:JORGE ROMERO

A pesar de ser un hombre de 77 años, don Esteban Báez es un señor fuerte que orgulloso nos mostró lo que no solo es su casa temporal, sino que es su vida y su día a día. Vistiendo pulcramente su uniforme de seguridad, nos ayudó a reco­rrer el sitio, conociendo un poco de su historia y la glo­ria que revistió al principal centro urbano de la ciudad de Villarrica.

En otro momento relató es viudo desde hace unos 6 años y que en total tiene 9 hijos, de los cuales 6 son varones y 3 son mujeres. Igualmente, comentó que algunos de sus hijos viven en Asunción, a quienes espera que le visiten en esta Semana Santa, en que además estará celebrando un año más de vida y con quienes espera compartir el asado, que es lo que más le gusta, así como la chipa.

“Acá vamos a pasar la Semana Santa porque yo no puedo abandonar mi lugar de tra­bajo. Acá hay muchas cosas de valor que no puedo dejar, por­que ya se están montando las oficinas administrativas, con computadoras, y esas cosas yo no puedo abandonar. Por la noche no hay quién pueda entrar de mí”, enfatizó.

En un breve recorrido se pudo observar que el lugar está lim­pio, ordenado, con las paredes y las verjas recientemente pin­tadas, a la espera de la próxima inauguración del museo de la estación de tren, que a la vez servirá de lugar de esparci­miento y actividades cultura­les. Cabe destacar que frente a la estación también está el viejo silo, que aporta un atrac­tivo para el recorrido turístico.

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