“Volví, dejé las muletas y el dolor en Argentina”, dijo ayer el joven Dante Flecha y conmocionó en las redes hablando de su dura batalla contra el cáncer y las múltiples actividades que realizó para recaudar los fondos para su tratamiento en la Argentina.

Luego de un largo trata­miento que duró 13 años apro­ximadamente, Dante regresó a nuestro país, venció al dolor y está a punto de rehabilitarse al 100% de las secuelas que le dejó la enfermedad, según comunicó.

“Quiero abrazar fuerte a cada persona que me ayudó en Paraguay en estos 13 años de lucha por mi salud. Y a mis amigos y amigas de Argentina, si fuera por mí, los hubiera traído en mi maleta”, escribió Dante en sus redes sociales.

Lleno de entusiasmo y con la mente positiva, también comentó que aún falta una operación, pero la vida le ha enseñado tanto que se siente muy confiado en que podrá llegar a su meta.

A través de las diferentes pla­taformas virtuales, Dante desde hace algunos años viene promocionando todas las acti­vidades que realizaban junto con su familia para recau­dar fondos, desde la venta de comida hasta subastas y venta de remeras tanto en Argen­tina como en Paraguay.

En contacto con La Nación, Dante comentó que se que­dará en el país por un tiempo y luego debe volver a la Argen­tina para la última cirugía, que ya no es tan compleja. Durante su estadía en Para­guay aprovechará para des­cansar porque se siente muy agotado por todo lo que sig­nificó el tratamiento. Estoy sin actividad, estoy agotado por muchas cosas que pasé allá, la mayoría buenas, pero algunas situaciones compli­cadas”, dijo Flecha.

Hizo fisioterapia, natación y todo gracias a la gente que le ayudó y gente de Argen­tina que colaboró de distin­tos modos. Quiero agrade­cer muy especialmente a mi amigo Joel Castañon, quien me permitió vivir el modo covid los primeros 6 meses, contó Dante.

A Dante le habían diagnosti­cado cáncer testicular en el 2008 y desde ese momento inició una lucha para poder curarse y rehabilitarse. En el 2010 se curó del cáncer, pero como secuela de la enferme­dad quedó postrado en cama por un año con un dolor extremo en ambas caderas.

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