Monseñor Francisco Pistilli, obispo de Encarnación, cuestionó ayer a cristianos comprometidos con el miedo y pidió ser la vacuna, no el virus que enferma más a la sociedad. “El miedo agranda los males, crea fantasmas donde no hay y promueve la violencia”, refirió.

Pistilli mencionó que la casa de nuestra madre, Tupãsy Caacupé, es el mejor lugar para recordar que somos hermanos y que la vocación cristiana es un llamado a vivir una fraternidad que va más allá de las fronteras humanas, porque es Dios quien convoca y se comparte con todos sus hijos.

“Eso es lo que nos recuerda el profeta Isaías (26, 6-10). El evangelio de Mateo (15, 29-37) proclama que Cristo es el cumplimiento del Reino de Dios. La multitud que comparte los males de este mundo acude a Jesús y encuentra por un lado sanación; pero, más que la superación de la enfermedad, la multitud encuentra un corazón compasivo que invita a que nos cuidemos entre todos y que no abandonemos a ninguno”, expuso.

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SANTIFICACIÓN DEL MUNDO

Así también, indicó que la santificación del mundo es misión de todo el pueblo de Dios: “La pandemia, la economía mundial, la educación, la vida de los no nacidos, los abuelos, las nuevas tecnologías, la situación de las comunidades indígenas, la política nacional, las corrientes de pensamiento, todo hace parte de la vida en este caminar, todo nos compromete a la edificación del bien, desde la verdad y la caridad”, argumentó el obispo de Encarnación.

Resaltó que, como pueblo de Dios, debemos cuidar la unidad en la fe, en la esperanza y en la caridad y trabajar juntos, cada uno en su espacio. “Clero, consagrados y laicos, caminamos juntos y debemos vivir en ese espíritu sinodal, dialogando, buscando juntos lo que Dios quiere y haciendo cada uno realidad su compromiso”, destaco.

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