• PEDRO JUAN CABALLERO
  • POR EMERSON DUTRA
  • CORRESPONSAL.

Los cuerpos fueron hallados en estado de putrefacción sobre dos camas que se encontra­ban en una de las habitacio­nes de la casa ubicada en el barrio Defensores del Chaco de la terraza del país. “Recibí una orden divina de Jesús de Nazareth para hacer esto”, sos­tuvo Pablino César González Ledezma, autor confeso del uxoricidio y filicidio, respec­tivamente.

El mismo dijo que la primera a ser ejecutada fue su hija Noelia Giménez Romero, de 20 años de edad. En menos de 24 horas le tocó el “turno” a su esposa, Patrocinia Romero Olmedo (48). “La maté el sábado 21 de agosto y a su madre el domingo 22″, manifestó el hombre al tiempo de decir que tuvo que sacrificar a ambas mujeres para que se cumpla la “obra de Dios”. “Él hará que vivan otra vez”, señaló tajante.

Según los datos, la misteriosa desaparición de las víctimas había llamado la atención de los parientes, quienes en su momento habían ido hasta la casa para preguntar por Patro­cinia y Noelia. “Les mentí. Dije que habían viajado hasta Ciu­dad el Este, pero lo hice por orden de Jesús”, manifestó el asesino.

Datos revelan que tras el ase­sinato de las dos mujeres, Pablino César vivía tranqui­lamente en la casa en compañía de sus cuatro hijos, tres de ellos menores de edad. Lo terrorí­fico es que convivían en medio de un olor nauseabundo que emanaban de los cuerpos de las dos mujeres que ya se encon­traban en total estado de des­composición.

“Ellos (los hijos) no podían contar nada porque estaban revestidos de la obra de Dios. Tenían prohibido contar”, dijo y manifestó que es un evangé­lico y seguidor de Cristo. Padre e hijos (hermanos de la joven ase­sinada) quedaron detenidos.

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