Al terminar la misa matutina de los domingos en Caacupé, el obispo de la diócesis, monseñor Ricardo Valenzuela, hizo ayer un llamado a los fieles a que permanezcan en sus casas durante la festividad de la Virgen de Caacupé. A continuación, invitó a los fieles a peregrinar con el corazón y evitar de este modo que el santuario y Basílica se convierta en un foco de contagio del virus, que ya se ha cobrado la vida de casi 1.500 paraguayos desde su llegada al país en el mes de marzo.

Una vez más, el obispo dijo que el santuario celebrará la fiesta sin fieles dentro del templo, pidiendo a los devotos que acompañen las celebraciones a través de la televisión, de la radio y las redes. “Como obispo diocesano de Caacupé, con profundo sentido pastoral, responsabilidad y con profundo acto de fe, este momento les comunico esta noticia que se da por la importancia de este momento, en especial para los miles de peregrinos que vienen en busca de paz para todo el año”, dijo.

DECISIÓN SENSATA

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El religioso dijo que la medida se toma debido a la pandemia y la necesidad de evitar la aglomeración y la propagación del virus. “Esta es la única decisión sensata y responsable que podemos tomar. No podemos correr ningún riesgo, no podemos permitir que nuestro santuario se convierta en el centro o foco de contagio para todo el país. Esta decisión se basa en el respeto por los peregrinos mismos, por el bien común de la salud pública y refleja nuestra fe como ciudadanos responsables”, aseguró.

Comunico que esta vez la Virgen “nos pide quedarnos en casa” y desde allí seguir toda la fiesta en su honor. “Este año queremos decir que todo el Paraguay es Caacupé, cada capilla, cada parroquia, cada comunidad”, aseveró.

Dijo que aunque los fieles se queden en sus casas, igual vivirán la peregrinación, pues podrá el recinto santuario estar vacío físicamente, pero espiritualmente estará unido con un corazón lleno de fe. “No solo se peregrina a pie, con viajes, sino también se peregrina con la mente, con el corazón”, comentó.

Ahora es el momento de curar y detener la enfermedad. No podremos peregrinar este diciembre, pero podremos hacerlo en otro momento. Les pedimos que durante todo el novenario, especialmente los días 7 y 8, hagan una peregrinación con el corazón y sigan la retransmisión porque si todos seguimos las prescripciones como buenos ciudadanos, estas ayudarán a poner fin a la pandemia, concluyó.

“Hay que estar preparados”, indicó Valenzuela

A pesar de las recomendaciones muchos fieles acuden los fines de semana a la Villa Serrana para cumplir su promesa. (foto: CHRISTIAN MEZA

“Hay que estar preparados”, indicó ValenzuelaEn la medida que se acerca la festividad de la Inmaculada Concepción, más conocida como la Virgen de Caacupé, muchos fieles acuden los fines de semana a la Villa Serrana para cumplir su promesa y visitar a la Virgen, más aún luego de conocerse la decisión de suspender la festividad presencial.

Aunque ayer el templo no estuvo repleto, pues para la celebración mañanera se respetó el número de fieles establecido en el protocolo, mucha gente participó de la misa que estuvo presidida por el obispo de la diócesis, Ricardo Valenzuela.

Durante su prédica, el prelado habló de la necesidad de estar preparados para lo que se viene, tomando como base una parábola bíblica que habla de la necesidad de estar vigilantes, de no dormir para estar preparados para la segunda venida del Señor. “Debemos estar con la lámpara de la caridad encendida, llena de caridad y de buenas obras”, comentó.

Invitó a los fieles a que den una mirada hacia las últimas cosas que se han hecho, especialmente en los últimos tiempos. Agregó que es de sabios meditar las cosas que vendrán y estar preparados, no olvidarse del más allá. “¿Tendremos la hora de la muerte la lámpara de la fe encendida?”, preguntó.

Indicó que no debemos ser necios ni desprevenidos y evitar las cizañas. “Pareciera que estamos jugando a la calesita de la suerte y a los dados del placer”, aseguró.

Agregó que cada día se tiene que hacer el camino, prepararse, ayudar a los demás también para la llegada del Señor y así “pueda encontrarnos con la lámpara encendida”, con la fe, la caridad, con paz en el alma y con la conciencia de haber hecho bien las cosas.

Indicó que siempre debemos estar despiertos, expectantes, preparados, pues en cualquier momento podemos ser llamados. “Hay que leer la Biblia, hay que confesarse, participar de la misa. Hay que ser caritativos y amorosos. Con la posibilidad de la salvación eterna, también está en la condenación”, comentó.

El religioso recordó que “de Dios nadie se burla, lo que el hombre siembra, eso cosechará”, y comentó que no se improvisa para esperar a la muerte, pues hay que prepararse, vivir para que la muerte “no nos sorprenda sin estar preparados”, comentó.

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