Con una celebración eucarística, reali­zada ayer en la Cate­dral de Asunción por el obispo de Encarnación, monseñor Ignacio Gogorza, quien ofi­ció en representación de mon­señor Edmundo Valenzuela –con covid-19–, junto con los sacerdotes Pedro Abuna y Óscar González, fue entroni­zado el santo de origen libanés conocido como “el hombre de los milagros”, San Chárbel. Se trata de un signo de unidad católica entre las iglesias del Oriente y Occidente, explica­ron las autoridades de la Igle­sia católica.

De la misa participaron segui­dores del santo del Líbano, algunos de ellos le conce­den milagros de vida. “Yo comencé de nuevo mi vida con San Chárbel porque el 13 de noviembre del año pasado tuve un shock cardiogénico; es decir, entré en tres paros cardiacos. Me hicieron rea­nimaciones, generalmente las reanimaciones se hacen entre 30 a 40 minutos y después los colegas ya abandonan el intento, que es lo normal”, relató el Dr. Luis Weisensee, tras participar de la misa de entronización del “hombre de los milagros”, a quien le atri­buye volver a vivir sin tener ninguna secuela.

El santo libanés es reconocido en el mundo como “el hombre de los milagros”.

En el caso de este paciente, los médicos hicieron una excep­ción y trabajaron en su reani­mación durante cinco largas horas. Cuando ya se asomaba el amanecer del 14 de noviem­bre, y era considerado prác­ticamente muerto porque ya no se podía hacer nada en el campo de la medicina, le informaron a sus familiares que si no reaccionaba, sería desconectado de todos los aparatos de terapia intensiva.

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Sus familiares, al recibir la información, recurrie­ron a un cura para que le dé la extremaunción. A la una de la madrugada procedie­ron a realizarle el último sacramento y horas después, cuando faltaban minutos para que lo desconecten de los aparatos, el hombre empezó a reaccionar.

“Yo estuve 10 horas práctica­mente muerto y ahí empiezo a reaccionar, fue increíble para todos mis colegas, que son extraprofesionales. No hay dudas de su capacidad y de que me hayan declarado muerto, porque ya estaba muerto. Mi reacción fue sorpresa para todo el mundo”, recordó el Dr. Luis Weisensee a GEN.

El profesional médico se convirtió en el principal seguidor y rostro de la obra milagrosa de San Chárbel. Considerado por médicos, familiares y allegados que presenciaron toda la situa­ción fue un milagro que llegó hasta el Vaticano.

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