Denunciar y educar para que las niñas paraguayas vivan libres de violencia son dos palabras claves que la campaña Ñañangareko destaca este 11 de octubre, en el Día Internacional de la Niña. La iniciativa Ñañangareko (protegemos, en castellano ) es impulsada por el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSPyBS), el Ministerio de la Niñez y la Adolescencia (Minna), el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (Mtess) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), con la cooperación del gobierno de la India; considera que es prioritario involucrar y fortalecer a las familias en su rol de garantes de los derechos de las niñas y adolescentes, y a las comunidades en la prevención del abuso sexual y del embarazo adolescente. De enero a setiembre del 2020, el Ministerio Público ha registrado 1.882 denuncias de abuso sexual hacia niñas, niños y adolescentes.
Bajo el lema #TodosSomosResponsables, se insta a la ciudadanía a asumir su responsabilidad y denunciar cualquier caso de abuso en las líneas 147 o 911.
Uno de los servicios más activos para canalizar denuncias de este tipo es esta línea gratuita, que en lo que va del año, ha atendido 432 llamadas por casos de abuso sexual.
Según datos del Ministerio Público, la vecina ocupa en el Paraguay un rol relevante como detectora del abuso intrafamiliar y sexual hacia niñas, niños y adolescentes. Central, Alto Paraná, Itapúa, Caaguazú y Asunción son los lugares del país con mayor registro de denuncias de abuso sexual de enero a julio de este año. El 80% de estos abusos se produce en el entorno familiar.
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Instan a conductores a no arrojar basuras en las calles
La Municipalidad de Asunción impulsa una campaña de concienciación “viajero verde” orientada a los conductores para evitar que se arrojen basuras en las calles. La actividad es desarrollada en coincidencia con el Día Mundial de la Tierra, que se conmemora en la fecha.
Una cuadrilla de voluntarios salió sobre la avenida Mariscal López, en las inmediaciones del palacete municipal para repartir folletos explicativos de la iniciativa a los automovilistas y choferes de ómnibus del transporte público. Se insta a no tirar residuos por las ventanillas ni dejar en el interior del colectivo, lo ideal es tener una bolsita para guardar los desperdicios.
“El objetivo es crear conciencia en los ciudadanos conductores porque tenemos conductores que ingresan a la ciudad de Asunción todos los días, usan las avenidas y también ensucian las calles. Es una realidad que todos vivimos y es chocante ver cuando un conductor tira por la ventanilla basura sea de un vehículo particular o del bus”, dijo la directora general de Gabinete y de Gestión Ambiental, Cinthia Guerreño a C9N.
Asunción es la capital del país y por ende todos los paraguayos deberían cuidarla y en esta fecha conmemorativa del Día Mundial de la Tierra se insiste en la protección de todos los recursos naturales y que la basura no vaya a parar en un cauce hídrico.
Los jóvenes salieron a repartir bolsas reutilizables a los conductores a quienes además hicieron una breve recomendación sobre la forma de eliminar los desechos. La idea es juntar los residuos y luego depositarlos en un tacho de basura. “Buscamos incentivar tener una ciudad limpia, sin residuos es la consigna”, aseveró.
“También hacemos un llamado a los ciudadanos a hacer el reciclado de la segregación en origen como lo estipula la ordenanza 408 y también hacerle un favor a los recicladores. Porque normalmente encontramos nuestras bolsas ya todas rotas porque los recicladores buscan algún material valorizable”, expresó la ingeniera Guerreño.
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El periodismo necesita y tiene derecho a saber
La sociedad tiene derecho a saber y quiere saber. Los periodistas vamos por ello. Pero la mentira y el ocultamiento complejizan nuestro trabajo. Contar historias es peligroso.
- Por Ricardo Rivas
- Periodista X: @RtrivasRivas
- Fotos: Gentileza / AFP
Cada día con mayor insistencia coincidentes analistas consideran que “nuevamente” la humanidad se acerca peligrosamente a la guerra. De hecho, en la Unión Europea (UE) se teme que el conflicto entre Rusia y Ucrania, en el norte europeo, pudiera ampliarse e involucrar a otros países. Angustia social.
Los mismos miedos emergen en Oriente Medio, donde las acciones violentas entre el grupo terrorista Hamás e Israel hacen temer lo peor. La dignidad humana vuelve a ser vulnerada. Por los unos, por los otros y hasta por los nadie que descreen de esa condición, no la reconocen ni parecen tenerla. ¿Sus nombres? Para qué reiterarlos. Bien que los sabemos. Así estamos. Y tememos. ¡Grave!
La sociedad tiene derecho a saber y quiere saber. Los periodistas vamos por ello. Pero la mentira y el ocultamiento complejizan nuestro trabajo. Contar historias es peligroso. “La prensa está bajo fuego”, denuncia una y otra vez en donde se encuentre Guilherme Canela, jefe de Libertad de Expresión y Seguridad de los Periodistas de la Unesco.
“La vida no vale nada cuando otros se están matando”, canta Pablo Milanés acongojado. Millones queremos saber. Por nosotros y los otros. Somos periodistas. Tenemos que hacerlo. Tenemos que saber para hacer saber. La búsqueda de información se hace en cada instante más compleja. “El arte del engaño”, como Sun Tzu llamaba a la guerra, dinamita la verdad.
La política y los mercados la ocultan y amordazan a quienes pueden querer contar. Incluso con “acuerdos de confidencialidad” para clausurar filtraciones informativas. Pero, pese a todo, tenemos que informarnos para informar. Pero no nos quieren responder o mienten cuando lo hacen. Desde siempre ha sido, es y será así el complejo trabajo de procurar ese dato para que todos sepan. Es un derecho de todos.
MENTIRA ESTRUCTURAL
“La vida no vale nada si escucho un grito mortal / Y no es capaz de tocar mi corazón que se apaga”. No calles, Pablo. ¿La mentira estructural capilariza en las instituciones? Tal vez. O, por lo menos, sé que existen quienes lo intentan o lo recomiendan. Y hasta cobran honorarios por el (des)honor de hacerlo. Los ejércitos se rediseñan para operar la desinformación. Ya casi no quedan fuerzas en la sacudida aldea global sin organizar –como armas– secciones, compañías, batallones o la estructura que fuere para lo que eufemísticamente llaman ciberguerra, para la ciberdefensa, para la ciberseguridad.
¿Serán tiempos de todo vale? Si no lo son, se parecen mucho. Hasta Pantaleón Pantoja, aquel tan oscuro como intrascendente capitán del Ejército peruano de ficción, que magistralmente creó Mario Vargas Llosa en 1973, es largamente superado en el mundo real por una minúscula élite de poderosos adictos a la perversión, a la mentira y al engaño.
“La vida no vale nada si ignoro que el asesino / Cogió por otro camino y prepara otra celada”. ¿Juglares o periodistas? Periodistas… y juglares. Como en la Edad Media, aunque en tiempos digitales. Ese es nuestro trabajo.
Sospecho que tal vez (¿o seguramente?) Gruneisen, Honan, Walton, Gueroult, Didier, Höfken o Loring, corresponsales de periódicos alemanes, ingleses, franceses de los que muy poco se conoce o sabe, que cubrieron en España la Primera Guerra Carlista entre 1833 y 1840; o acaso el mismísimo William Howard Russell, el primero de los corresponsales de guerra reconocido por la historia que en 1854 fue enviado por The Times para cubrir las acciones bélicas en Crimea, habrán tenido y padecido las mismas dificultades, las mismas dudas y los mismos engaños para acercarse a la verdad cuando quisieron informarse para informar.
Los trabajadores de prensa, como también se nos llama, tenemos claras las dificultades y riesgos de hacer público lo que desde el poder se pretende ocultar. La humanidad –a la luz de la historia– pareciera que en algunas cosas se repite. ¿Atrapados en la banda de Möbius? ¿Qué hacer? ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo se deben proteger valores sociales como la libertad de expresión, el acceso a la información –claros derechos humanos, de todos y todas, no solo de periodistas y comunicadores– en un Estado democrático de derecho?
LIBERTAD
Allá por 1994, en el siglo pasado, en un texto de Niceto Blázquez titulado “Ética y medios de comunicación”, leí que “el periodismo es importante como registro histórico, como expresión de la sociedad, como desarrollo del conocimiento y porque fundamenta la libertad de personas y de sociedades”. El autor sostiene también que “el periodismo aporta elementos que, a pesar de sus limitaciones en exactitud, en análisis o en enfoque, contribuyen a la conservación de la memoria colectiva”.
Y, más adelante, destaca que “la más conocida razón de la importancia del periodismo es que, al servir como canal de expresión de la sociedad, impulsa cambios en la historia” porque “cada una de sus informaciones tiene un potencial de cambio que, al activarse, le imprime una dinámica de desarrollo a la vida social” y, desde esa perspectiva, acuerda con el maestro Gabriel García Márquez en que “lo mejor de la actividad periodística” se encuentra en “la posibilidad de cambiar algo todos los días”.
Así entonces enfatiza que “la sociedad necesita del periodismo tanto como el cuerpo humano de sus órganos de los sentidos”; precisa que “contribuye al desarrollo del conocimiento de la realidad” y resalta que ninguna “sociedad puede ser libre si no conoce la realidad de lo que sucede” porque, si no fuera así, “cuando no hay ese conocimiento, sociedades e individuos son manipulables”.
El 22 de setiembre de 2016, con las palabras de Blázquez, la Fundación Gabo, en su “Consultorio ético”, consignó “¿Por qué es importante el periodismo?”. Claramente, Blázquez, al igual que otros pensadores que en algunos casos son periodistas, aportó claridad al oficio de informar en tiempos que –tal vez como en la actual contemporaneidad– evidencian que la sociedad en su conjunto es protagonista de un cambio epocal perceptible en innumerables prácticas sociales primero y profesionales después.
Es tan necesario como urgente enfrentar la “desinfodemia” que aparece como indetenible. Periodistas y sociedad civil debemos asumir con convicción profunda que la libertad de expresión es la herramienta imprescindible para demandar derechos consolidados y construir nuevos valores sociales que claramente necesitan protección.
INTERÉS SOCIAL
Sin esa convicción, ¿cómo saber lo que debemos saber? ¿Cómo informarnos para informar? ¿Cómo llegar a ese dato al que no todos podemos llegar y es de clarísimo interés social? ¿Con qué herramientas contamos para verificarlo, contrastarlo y, tal vez, publicar? ¿Está la información al alcance de todos? ¿Hay simétrica posibilidad de acceso a la información? ¿Hay quienes tienen más acceso que otros para informarse y operar sobre la realidad o intentar construirla? ¿Cómo operan los dispositivos tecnológicos para resolver interrogantes como los planteados que lo son desde siempre en la historia del devenir humano porque son transversales a toda práctica y sector? ¿Siempre es así? ¿Cómo negarlo o aseverarlo?
Estamos frente a un dilema que pone en tensión varios conceptos desde la perspectiva de la sociedad civil respecto de múltiples polos de poder. A modo de ejemplo, pienso en el cambio climático que enfrenta dos proposiciones concretas a la vez que enfrentadas. “Es innegable que al medio ambiente lo afecta en particular la producción y quema de combustibles fósiles que producen efecto invernadero”, dicen unos. Los otros, los negacionistas, sostienen que se trata de “un proceso natural cíclico con consecuencias mínimas”.
Con ese marco los líderes planetarios debaten para encontrar un camino. ¿Con qué instrumento? Con la Convención Marco de Naciones Unidas contra el Cambio Climático (CMNUCC, por su sigla en inglés) cuyos integrantes, en diciembre pasado, se reunieron en Dubái para participar de la Conferencia de Partes (COP) y abordar el conflicto. El debate fue intenso. Los enfrentamientos también.
Sin embargo, Antonio Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el 13 de diciembre, cuando la conferencia hubo finalizado, fue claro y contundente: “A aquellos que se opusieron a (consignar) una referencia clara a la eliminación progresiva de los combustibles fósiles en el texto (final) de la COP28, quiero decirles que la eliminación progresiva de los combustibles fósiles es inevitable, les guste o no”. Guterres luego concluyó esperanzado su breve ponencia. “Esperemos que no llegue demasiado tarde”.
¿Qué pasará? La sociedad global tiene derecho a recibir información de calidad sobre la tragedia en ciernes. Con cada tormenta inusual, con cada sequía, con cada inundación, con cada incendio de bosques, con un terremoto en Nueva York, con cada fenómeno meteorológico como el que se abatió justamente sobre Dubái el martes pasado, afectada en forma directa o no, la sociedad civil quiere saber. Quiere tener certezas. Pero no lo consigue. Siente que algo grave pasa, que no consigue saber qué y crece la convicción de que “algo muy grave pasa y no nos dicen”. A través de periodistas, sistemas de medios o en las redes busca, pero no satisface la demanda.
“La información precisa y accesible al público es fundamental (…) en un Estado democrático de derecho”, sostuvo el Premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, en el Club Nacional de la Prensa (NPC, por su sigla en inglés) en Washington DC, la capital de los Estados Unidos. Era casi el mediodía del martes último.
DESINFORMACIÓN
Los periodistas profesionales quieren saber cómo pararse frente a la desinformación y cómo informar con calidad para que todos y todas sepan sin categorizaciones. Algunos colegas tomaban café, aunque lo seguían con atención. El académico tiene la convicción de que “el periodismo de calidad es un bien público”.
Sabe también que –como lo reporta la Unesco en el informe de Tendencias Mundiales de 2021/2022– “el periodismo enfrenta muchas dificultades”. Comparte ese parecer y lo expresa. Execonomista jefe del Banco Mundial, Stiglitz, académico en la Universidad de Columbia, considera que “la pérdida de confianza en el periodismo” por parte de la sociedad civil es “consecuencia del aumento de la desinformación (en general) y en línea”.
En los últimos tiempos el catedrático aboga por crear políticas públicas que mitiguen los “daños sociales” que tal vez emergen de los desarrollos tecnológicos. “El individuo (ciudadano) puede (y tiene el derecho de) informarse sobre lo que el Gobierno está haciendo y/o lo que debería estar haciendo. Los economistas a esa búsqueda (de información) la consideramos (y llamamos) de ‘bien público’ porque beneficia a la sociedad en su conjunto y, por ello, nadie puede ser excluido de acceder a ello”, remarca.
Desde varias décadas estudia los fenómenos vinculados con la comunicación. De hecho, fue galardonado con el Nobel junto con sus colegas George Akerlof, de la Universidad de California, y Michael Spence, de la de Stanford, por el impacto en los mercados de “la información asimétrica”.
La economía –quién puede dudarlo– es claramente una ciencia social. Stiglitz asigna valor estratégico a la información. Aboga por medios independientes como propone la Agenda 2030 de Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS) en la meta 10 del ODS 16. “Los medios independientes pueden ser el resultado, más que la causa, de una democracia sólida, el desarrollo (sostenible) y los derechos humanos”, resalta el profesor Stiglitz, quien entiende que “existe una correlación positiva entre el periodismo de calidad” y la solidez democrática.
No se puede tapar el sol con un dedo, afirma el dicho popular. “La comunicación es un elemento central en la vida social. Sea que se trate de la vida cotidiana, las organizaciones, el activismo, el periodismo, la política, o las corporaciones mediáticas y tecnológicas globales”, destacó, por su parte, unos pocos meses atrás el Consejo Mexicano de Ciencias Sociales (Comecso), que se reúne anualmente desde 1990.
ASIMETRÍA
En ese contexto –como Stiglitz– señala que “la comunicación (social) se desarrolla en escenarios asimétricos” y advierte que “las concentraciones de poder de cualquier tipo provocan desequilibrios en los procesos, contextos, medios, actores y prácticas de la comunicación”. Describe Comecso que las “asimetrías (en la comunicación) son multidimensionales, pues están atravesadas por la diversidad de género, etnicidad, nivel socioeconómico, región, entre otras” y, por ello, “abren problemáticas amplias, que van desde la falta de acceso a los medios y tecnologías para comunicarse, o las representaciones mediáticas injustas (…) o las opacidades en asuntos como la gestión de los datos digitales”.
Los académicos mexicanos puntualizan que las “asimetrías en distintos escenarios de la comunicación (que mencionan) atentan contra la democracia y afectan la toma de decisiones orientadas al bien común, en el contexto de crisis ambientales, sanitarias, políticas, sociales, educativas, culturales, científicas y económicas” y, con ese diagnóstico, proponen “el diseño y ejecución de políticas públicas” para asumir “el reto del consenso, la ética y los derechos humanos”.
Percibo coincidencias sustanciales entre las observaciones y los estudios realizados por el profesor Stigliz y la Comecso, al igual que en las preocupaciones. En ambos trabajos de investigación se reivindica –como premisa esencial– el pleno respeto de los derechos humanos. Se apoyan en la Declaración Universal que los consagra desde 75 años. Sin espacio para la confusión –más allá de múltiples interpretaciones sobre casos puntuales– ese documento de soft law no solo consagra el “derecho a la libertad de opinión y de expresión”, sino que precisa que ello “incluye” también la potestad “de investigar y recibir informaciones y opiniones” como así también “difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
Para que ello sea posible, el profesor Joseph Stiglitz, en el NPC, apuesta a “crear un entorno robusto y saludable para el periodismo” como está previsto en la Declaración de Windhoek de 1993, “que establece que la prensa libre es fundamental para la democracia y un derecho humano”.
Propone “crear un entorno propicio para el periodismo profesional, (lo que) implica desarrollar regímenes legales que apoyan la libre expresión, como el derecho a contar. Destaca que para que el periodismo “pueda hacer su trabajo, necesita tener acceso a la información para poder ejercer el derecho a saber” para que otros sepan. Si bien luego consigna que “la mayoría de los medios de comunicación en las democracias son privados”, precisa que “hay evidencia (de) que (la existencia) medios de comunicación públicos fuertes mejoran la calidad y la confianza en los medios privados”.
Sin embargo, como problema puntualiza que “la mayoría de los países no los tienen”; que en otros se verifica “una enorme concentración de medios” y, en ese contexto, taxativamente opina en tono de advertencia que así como esos sistemas estatales con baja calidad democrática no son recomendables, “el poder del mercado socava la diversidad”.
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Enfermero recorre en bici para vacunar
El Ministerio de Salud inició hace unos días la campaña nacional de vacunación de invierno a nivel nacional y no se hicieron esperar actos loables, como el del enfermero Ariel Casco. El mismo parte desde la Unidad de Salud de la Familia (USF) Juan XXIII en su bicicleta y recorre el barrio Inmaculada de Concepción para hacer llegar las vacunas a todas las personas de tercera edad, y a aquellas que no pueden salir de sus hogares.
“La verdad empezó cuando un señor de la zona me pidió ir a su casa para aplicarle la vacuna a su esposa y, como no tenía móvil en ese momento, usé la bicicleta; luego ya como es más práctico para la movilidad empecé a recorrer con ella y así aplicar las dosis de influenza y covid de esta temporada”, indicó el licenciado en conversación con medios de comunicación locales.
El mismo destacó que el recibimiento por parte de toda la comunidad fue bastante positivo, ya que en la zona en particular residen muchas personas de la tercera edad que ya no pueden ir hasta los puntos de vacunación, pero son la población más vulnerable. Así también, reconoció que las personas se acercan a él a pedirle que vayan a la casa de familiares que no pueden o no tienen cómo movilizarse, pero desean vacunarse.
“Muchas personas me felicitaron por la iniciativa y eso me da más fuerzas para continuar con esto, es importante y seguimos adelante con la campaña”, mencionó el licenciado Casco, destacando que la ciudadanía se ve abierta para aplicarse las vacunas y reconocen que es necesario para una protección extra contra enfermedades sumamente agresivas.
CAMPAÑA A NIVEL PAÍS
La campaña de vacunación Vacunarse es Poder, temporada 2024, se lleva a cabo en todo el territorio paraguayo por el Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI) del Ministerio de Salud Pública, en colaboración con diversas sociedades médicas. Las vacunas se aplican en todos los vacunatorios de los hospitales y lugares habilitados, que se pueden consultar en https://pai.mspbs.gov.py/centro-de-vacunacion/
La campaña de vacunación está orientada a la población en general y enfocada en los grupos prioritarios, tales como: niños, embarazadas, personas adultas mayores, personas inmunocomprometidas o con enfermedades crónicas, como así también profesionales de la salud. Actualmente, las dosis disponibles en los vacunatorios son la antigripal y la anticovídica, que son aplicadas a partir de los 6 meses de edad.
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Advierten sobre “intento populista” de trancar la estabilidad macroeconómica
Las señales populistas enviadas a mercados internacionales, a través de campañas 100 % antigobierno, donde todo programa o acción se tira al tacho, pueden poner en peligro la estabilidad macroeconómica del país, según el abogado y economista Víctor Pavón.
La cosecha de soja presenta un pronóstico favorable, con probabilidades de un importante ingreso de divisas, pese a que las condiciones climáticas adversas (sequía) afectaron el rendimiento de ciertos cultivos en el periodo reciente.
Además, las proyecciones del crecimiento del PIB para el 2024 se mantienen en 3,8 %, según el último informe de Política Monetaria del Banco Central del Paraguay.
“En Paraguay tenemos que emitir una señal muy firme para que ese circulante de dinero no sea solamente una cuestión estacional o directamente relacionada a la compra de divisas para poder exportar o importar”, opinó el abogado y economista Víctor Pavón, en un análisis hecho en el estudio del canal GEN/Nación Media.
Lo que se observa, a criterio del analista, es una campaña de desprestigio que viene a partir de ciertos slogans por los cuales todo lo que hace el Gobierno está mal, con lo cual se envían señales negativas a los mercados internacionales. “Hay un intento populista por ponerle palos a la rueda, a la estabilidad macroeconómica”, afirmó.
Por otro lado, en lo relacionado a la inflación, se estima que llegaría al 4 % a finales de 2024, considerando que no se prevén grandes desbalances en factores relevantes para la inflación doméstica, tanto internos como externos.