La bebé de un año y ocho meses que está internada en el Hospital de Trauma sigue estable y con pronóstico reservado tras una operación a la que fue sometida por un coágulo en la cabeza. El fiscal Armando Cantero, quien investiga la causa, pidió que un médico forense del Ministerio Público inspeccione a la beba por abuso sexual y se le haga la prueba de toxicología a la madre, quien sería adicta a sustancias. En el proceso se sospecha del novio de la madre. Ambos ya se encuentran presos desde el sábado e imputados por lesión grave, abuso sexual en niños y violación del deber de cuidado.

Según el fiscal Cantero, está ante una causa muy compleja. “Estamos ante una víctima de un año que no habla, que no puede defenderse por sí misma, que no nos puede dar la versión de lo que ocurrió y de las penurias que sufrió. Entonces, se vuelve difícil la tarea de reunir elementos directos, pero sí vamos a colectar todos los elementos necesarios para tener la certeza de que estas personas serían los autores”, señaló.

La mujer llevó a su hija al hospital y dijo que se cayó de la cama. No obstante, personal del hospital donde llegó alertó que era la tercera vez que atendían a la menor por lesiones de este tipo. La menor tuvo que recibir asistencia médica y ser intervenida quirúrgicamente por un coágulo en la cabeza, a raíz del golpe recibido. La madre señaló que la víctima se habría caído de la cama, supuestamente. La niña sería la menor de tres hermanos, pero estos no viven en la misma casa, sino que se encuentran al cuidado de la abuela materna y una vecina.

La beba estaba al cuidado de su madre y su pareja, quienes están imputados y detenidos. “El caso se conoció gracias a que una vecina denunció que la beba se enfermó y se le llevó al hospital. Gracias a que se comunicó esto a los abuelos, familiares pudieron acceder a una asistencia médica. Hoy está en esta situación grave, pero sobre todo por el maltrato”, aclaró ayer en La Lupa la fiscala de la Niñez y la Adolescencia, Monalisa Muñoz.