Con el repicar de las campanas de la Basílica Menor de Caacupé se inició la ceremonia de consagración de la nación y el pueblo paraguayo contra el coronavirus, recordando que cada campanada significa el llamado a los ángeles de Dios para proteger de cualquier peste. Además, se pidió la intercesión de la Virgen de los Milagros de Caacupé y de la beata María Felicita de Jesús Sacramentado “Chiquitunga”, y a los fieles se solicitó prender una vela y acompañar desde sus casas por la vía virtual, respetando la cuarentena total.

Luego se rezó el santo rosario, pidiendo por la sanación de todos los enfermos de coronavirus del país y del mundo, además por la fortaleza, sabiduría y entendimiento de los médicos, enfermeros, trabajadores de blanco, policías, militares y bomberos que están trabajando en el cuidado de prevención de la pandemia en el país.

La ceremonia de la santa misa estuvo presidida por el obispo de Caacupé, monseñor Ricardo Valenzuela Ríos, obispo de Caacupé, acompañado por todos los obispos desde sus respectivas sedes, sacerdotes, seminaristas, diáconos y otros religiosos.

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Monseñor Valenzuela recordó que la Virgen de los Milagros de Caacupé acompañó al pueblo paraguayo en varias situaciones difíciles como la peste conocida como gripe española de 1918, que segó la vida de alrededor de 500 mil paraguayos, la Guerra del Chaco (1932-1935) y la Guerra Civil de 1947. “Nuestra madre siempre estuvo con nosotros. Por ello pedimos que interceda hoy por todos los paraguayos, que ahuyente a la epidemia del coronavirus”.

Asimismo, recordó un pasaje del Deuteronomio en el que “Dios nos llama a elegir por la vida o por la muerte”, y nosotros debemos elegir por la vida quedándonos en nuestras casas.

Culminado el solemne acto, monseñor Ricardo Valenzuela Ríos, junto con todos los obispos del Paraguay, consagró a la nación paraguaya y al pueblo paraguayo al Santísimo y la Virgen de los Milagros de Caacupé.

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