El emblema gastronómico ha conjugado cuatro elementos fundamentales a la hora de ofrecer sus platos: calidad en la comida, servicio, precio y ambiente. La aceptación y aprobación de los consumidores en efecto, mantuvo este liderazgo a pesar del paso del tiempo. Actualmente, el restaurante Mburicao posee 192 accionistas. Así lo afirmó Néstor Filártiga, director ejecutivo del restaurante ícono de Asunción. “Este año cumplimos 25 años en noviembre y es un hecho singular en este rubro, marca todo un hito, porque no son muchos los restaurantes que tienen esta antigüedad”, comentó.
El Mburicao nació como fruto de la idea de un grupo de amigos, quienes extendieron la invitación a otros amigos, hace 25 años, y fue inaugurado el jueves 9 de noviembre de 1995, en aquel entonces hubo que decidir quién sería el encargado de diseñar y elaborar el menú inicial del Mburicao, se pensó en alguien distinto, que cambie el concepto de la gastronomía asuncena, hasta ese momento muy tradicional y conservadora, es así que fue contratado el chef internacional Francis Mallmann, quien ese año se hizo acreedor del ‘Grand prix de l’art de la cuisine’, otorgado por la Academia Internacional de Gastronomía, que lo convirtió en el Chef del año 1995. La gastronomía de Mallmann fusiona la cocina francesa con la italiana, agregando sabores y aromas orientales. A esto sumó la tradición paraguaya. Más tarde, la cocina fue liderada durante 14 años por el chef Rodolfo Angenscheidt, retirándose en el 2010 para abrir su propio restaurante. Actualmente comandan los sabores el chef ejecutivo Fredis Coronel y el chef de Cocina Mario Villamayor.
“Estamos convencidos de que el Mburicao es un emblema gastronómico, se convirtió con los años en un emblema y se mantiene entre los mejores restaurantes. Nuestra idea desde la creación siempre fue mantener un nivel de calidad de servicio, precios adecuados, comida y ambiente, que se diferencia de la oferta masiva que hay en gastronomía. Creo que lo hemos logrado. El equilibrio entre estos factores, porque si uno se desequilibra perjudica a los otros tres”, significó.
“Una buena comida con mala atención hace que no sea positiva la experiencia, o una buena, comida con buen ambiente pero precio muy alto, y sale con la sensación de pagar algo que no vale, entonces se vuelve una experiencia negativa, hay que mantener el equilibrio”, ejemplificó.