Fanny Florentín e Isaac Gamarra, padres de Mauricio (siete años), un niño con autismo, instan a la población a ser conscientes de la necesidad de tener en cuenta a los demás antes de decidir el uso de la pirotecnia. En entrevista con La Nación, pidieron más empatía para una convivencia respetuosa e instaron a que las instituciones estén dotadas de las condiciones para la atención de las personas con autismo, además de abogar por “pirotecnia cero”, tal como se instaló en otros países. Aclaran que no es solo por los niños autistas la necesidad de evitar la pirotecnia, sino por los abuelos, los bebés y las personas a quienes les hace daño.
“Es caótico, prácticamente no disfrutamos porque nos pasamos dentro del dormitorio, tapándole los oídos, distrayéndole con algún audífono para que él no pueda sentir tanto, pero igual él siente porque tiene hipersensibilidad auditiva, cualquier ruidito fuerte ya le afecta”, relató Fanny Florentín en relación a Mauricio. Remarca que hay otros casos de niños que entran en crisis de tanto pánico. Recordó un hecho que la emocionó. Su sobrina le preguntó hace unos días qué y cómo puede ayudar porque está preocupada “con las bombas, con los niños autistas, con los animales, sufren demasiado”.
Por su parte, Isaac Gamarra, a la vez de pedir mayor conciencia a la sociedad, también considera importante que las familias no aíslen al niño que es autista porque los vecinos, la comunidad, deben saber que existe una persona con esa condición para que se comporten en consecuencia.
“No deben ser ocultados, tienen su forma de vivir que debemos respetar, son sensibles a los ruidos y si respetamos eso, ellos son felices, no debemos querer traerlos a nuestras condiciones de vida, es una forma de vivir diferente”, refiere Isaac.
Raquel López, madre de Matías, de 9 años, también aboga por “pirotecnia cero” y aclara que no solo en fechas especiales, sino todo el tiempo porque la música en alto volumen y otros ruidos son problemas durante todo el año. “Matías tiene hiperaudición; entra en pánico, entra en un desespero”, cuenta sobre lo que padecen con ruidos estruendosos. “Hay que ponerse en el lugar del otro, pensar si vale la pena gastar en pirotecnia cuando hay niños que sufren; pedimos más empatía, que si están disfrutando piensen a cuántos están perjudicando. Hay que leer, hay que informarse y saber cómo ayudar a que una sociedad sea más inclusiva”, sostuvo Raquel López.
PADRES SE REUNIERON
Un grupo de padres se reunió el viernes pasado en el Colegio del Sol de Ciudad del Este para la formación de un grupo de TEA Py en esta ciudad. “Para trabajar más de cerca sobre la inclusión, ya sea dentro del colegio y la misma sociedad, muchísimos padres se sumaron preocupados por la calidad de vida de los niños”, refirió Fanny Florentín. Además de considerar necesaria la campaña de “pirotecnia cero”, también les preocupan otros aspectos como la escolaridad de los niños, la falta de trabajo inclusivo en muchas escuelas y colegios y de una institución especializada que atienda a las personas con autismo.
En el servicio público solo existen psicólogos, pero no se cuenta con ningún otro profesional para atender a los niños con autismo. Además, en el sector privado es muy costoso, dice Fanny Florentín.