La familia Sánchez abrió desde ayer las puertas de su acogedor hogar a toda la ciudadanía para visitar el pesebre gigante, que es para ellos un símbolo de una tradición familiar y atracción de cientos de visitantes de diferentes puntos del país y del exterior desde hace casi 70 años. El mismo fue habilitado oficialmente ayer a las 9:00, y se extenderá hasta el 6 de enero próximo, así explicó Ramona Sánchez, una integrante de la familia Sánchez de Itauguá.

El inicio de esta tradición se remonta a los años 50 en Carapeguá y la pionera de su montaje con gran despliegue visual fue Doña Liberata Cáceres, quien luego se trasladó a Itauguá y antes de morir encomendó la tarea de continuar con la tradición familiar a sus hijos Julia y Ramón Sánchez. Esto con el objetivo de reunir en torno a la representación del nacimiento del Niño Jesús a toda la familia. Los hijos cumplieron lo encomendado hasta los últimos días de sus vidas y actualmente, de la tarea se encargan los nietos de doña Liberata: Carlos, Ramona, Darío, Marta, Víctor, Julia y Marne Sánchez, quienes acompañados de sus respectivas familias colaboran con el montaje.

Según Doña Ramona, el nacimiento cada año tiene una temática especial y este año 2019, en homenaje al Año Internacional de las Lenguas Indígenas, declarado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el pesebre adopta la recreación de vivencias de algunas comunidades indígenas, sus costumbres, culturas. Del otro lado del Pesebre que mide unos 12 metros de frente y seis de largo, pintamos un mural que tiene que ver con la leyenda de la Virgen de Caacupé, atendiendo a que la Virgen María se le apareció a un indio guaraní.

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La innovadora temática del pesebre de este año, gira en torno a las tradiciones y costumbres indígenas.

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