“Me había agarrado una enfermedad muy grave, para decir de alguna forma, nadie sabe qué se apoderó de mí, entonces, le pedí a la Virgencita de Caacupé que me cure, estuve más de 15 días en ese estado, ‘como loco’, para atajarme se necesitaron 11 personas, y fueron tantas porque no me podían detener, llegaba una hora específica y algo me pasaba. Por todo esto yo solo me quería suicidar”, expresó el joven Rodrigo Javier Romero, con lágrimas en los ojos y voz quebrada, luego de ser atendido en la enfermería por tres servidores de la salud de la Basílica. Rodrigo caminó de rodillas desde Coronel Oviedo hasta Caacupé para cumplir su promesa con la Virgen.
Explicó que un día mamá María y papá Dios le hablaron: “Me dieron fuerza y amor para continuar, ella me pidió que venga a visitarla y yo le prometí que iba a venir de rodillas, y ahora cumplí mi promesa”, dijo y agregó que está muy emocionado por cumplir su promesa, ya que a pesar de que algunos se ríen de él por creer en ellos, a él le basta con tenerlos en su corazón.
Mientras le realizaban las curaciones, Daniel Romero, su primo, comentó que Rodrigo “estaba muy mal de salud, en estado delicado y se comprometió a llegar a Caacupé con la imagen de la virgen en brazos, desde Coronel Oviedo, y lo hizo, no la bajó en ningún momento hasta llegar”.
Indicó que son oriundos de la Colonia Oñondivepa del departamento de San Pedro. “Ahora nosotros somos servidores de él y a través de él estamos aprendiendo que con Dios y la Virgen todo se puede”, agregó, y reveló que allá tienen una capilla llamada Virgen de Fátima, y que la comunidad donde viven es muy humilde, “la mayoría trabaja en el campo, en la chacra, para ganar el pan de cada día”.
Daniel sostuvo que empezaron el viaje el jueves, a las 6:00, desde su casa en San Pedro. “Llegamos a Coronel Oviedo y de ahí a pie hasta Caacupé, unos 85 kilómetros más o menos, llegamos en 3 días y nos quedamos hasta la finalización de la primera misa del día domingo, día de la Virgen”, concluyó.