La epilepsia, el dolor oncológico y el Parkinson son las principales patologías en las que se utilizan el aceite del cannabis. En ese sentido, desde la autorización de la primera importación del aceite del cannabis en el 2017, hasta lo que va del 2019, ingresaron al país 1.250 frascos del aceite de cannabis con dos de sus principales componentes, el THC (Tetrahidrocannabinol) y CBD (Cannabidiol), y 1.344 frascos solo con CBD.

Así lo informó el doctor José Cardozo, representante del Ministerio de Salud Pública, en el conversatorio “Perspectivas y oportunidades para el estudio y la investigación médica y científica del uso medicinal de la planta cannabis y sus derivados”, organizado por la Universidad Nacional de Asunción (UNA).

En su intervención, Cardozo habló sobre los Mecanismos de control del uso del cannabis y su aplicación a los pacientes y precisó que las principales patologías en las que se utiliza el cannabis son epilepsia (37%), dolor oncológico (27%), Parkinson (10%) y otros (26%). En la oportunidad, también dio detalles sobre los requisitos para la obtención de la licencia para la producción del aceite.

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Por su parte, el profesor doctor Esteban Ferro disertó sobre la gran cantidad de propiedades que posee la planta, sus efectos terapéuticos y los cambios que provoca en los receptores de cannabinoides, cuya función es liberar la modulación de neurotransmisores. Aclaró que las propiedades del cannabis no sirven para curar una enfermedad, sino que ayudan a sobrellevar posibles efectos adversos y síntomas de la misma.

A su turno, el doctor César Arce, representante de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), repasó las disposiciones legales que rigen a nivel mundial y nacional sobre el uso médico y recreativo del cannabis. Reveló que la Senad tiene la posibilidad de producir y proveer el aceite de uso medicinal, de forma gratuita, a las personas que lo necesitan.

“Las autoridades del Estado no están solo para aplacar la producción, sino también para contribuir con el cuidado de la salud pública”, insistió y aseveró que “el problema no es la producción del aceite, que es muy fácil de elaborar, sino controlar los niveles de cannabinoides médicamente seguros”.

El neurocirujano Miguel Ángel Velázquez, quien trabajó al principio en la reglamentación de la Ley 6007/17, que en diciembre del 2017 creó el Programa Nacional para el Estudio y la Investigación Médica y Científica del Cannabis y sus Derivados, abordó la Aplicación del aceite en enfermedades como esclerosis, Huntington, Parkinson, Alzheimer, ELA, en la que no tiene buen resultado”. Indicó que existen dos tipos de planta, el cáñamo y la marihuana, siendo esta última la que se utiliza como parte del tratamiento de algunas patologías.

Velázquez afirmó que el efecto del medicamento depende de cada persona y que la aplicación de la dosis al paciente es de forma gradual. “El cannabis no es alternativo a los medicamentos, sino complementario. Su efecto es sinérgico, actúa como analgésico, pero no cura. Mejora la calidad de vida del paciente”, recalcó durante el debate en la UNA.

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