Enamorada de Paraguay, su gente y su cultura, cumplió 26 años de labor social, especialmente en comunidades rurales donde fundó tres escuelas más de la Fundación Mitã’i-Mitãkuña’i, y zonas vulnerables del país como en el Bañado Sur, donde actualmente trabaja con madres solteras y adolescentes madres en habilidades blandas y formación para el trabajo. Se trata de la profesora y doctora japonesa Yoko Fujikake, quien en el marco de su voluntariado en la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA) llegó al país en 1993 y desde ese entonces lleva en su corazón los colores de nuestra bandera.

“En Japón nosotros perdimos el amor hacia el prójimo y hasta la familia por estar siempre trabajando y en el caso de Paraguay, es totalmente diferente, acá se comparte. Por ejemplo, cuando yo llegué a la casa de mi amiga Miryan, ella me recibió feliz y me dijo: ¡Yoko, vamos a comer gallina, sopa de gallina! Era muy poco, pero compartimos, yo dije no, no y ella me dijo es poco, pero vamos a compartir”, relató entre risas esa anécdota. Asegura que en Paraguay recuperó la humanidad porque en Japón todos están muy ocupados en sus cosas y en sus propios mundos, que olvidan ayudar al otro. “Aquí son amables, yo recuperé mi lado humano en Paraguay y entonces me enamoré muchísimo ya cuando fui voluntaria en 1993”, indicó.

En otra de sus anécdotas en la zona rural, dijo que ella se movilizaba en motocicleta y que un día cayó del biciclo en un camino lejano a las comunidades. Sin embargo, unos niños escuchaban que una motocicleta se acercaba, sabían que era Yoko en su motocicleta y de repente dejaron de escuchar. “Los niños escucharon, me buscaron y me ayudaron. Lloré mucho porque me ayudaron con tanto amor, por eso siempre quise dar algo a Paraguay”.

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En 1995, al culminar su voluntariado en Paraguay, creó la Fundación Mitã’i-Mitãkuña’i en Japón con el objetivo de reunir pequeños fondos en su país para financiar el proyecto de apoyar a los niños y niñas en situación vulnerable.

También fundó tres escuelas rurales, una de ellas es la escuela Peteîchapa en la comunidad de Santo Domingo, Coronel Oviedo, que lamentó no poder ver su inauguración porque su misión diplomática terminó. Sin embargo, en Japón contactó con un agricultor paraguayo que se capacitó en el país oriental, quien le contó que ya había niños estudiando en su escuela, que las mamás estaban felices y eso le llenó de emoción.

Actualmente, Yoko Fujikake es rectora adjunta de la Universidad Nacional de Yokohama de Japón. Allí como académica es maestra de Antropología y actualmente se encuentra investigando sobre el ñandutí y descubrió que existe muy mala paga a las artesanas, por lo que las familias ya no se dedican a esta labor, sino más bien se convirtió en un hobby por ser un trabajo no rentable. Desde su labor como docente, trae a sus estudiantes japoneses a Paraguay a conocer la cultura de nuestro país, ya que está maravillada con todo lo que ofrece Paraguay a la gente.

Yoko recuerda con mucho cariño cada comunidad donde le tocó trabajar.

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