Un centenar de personas participaron ayer de la sentata frente al Sanatorio Migone, donde el martes pasado falleció un niño de dos años, presuntamente a causa de una negligencia médica. La protesta fue para pedir justicia y decir ¡nunca más! a una situación similar como esta, según explicó la abogada Alicia Palacios, quien aseveró que la salud no es mercancía.

La semana pasada, el niño acudió al servicio de Urgencias debido al cuadro febril que presentaba, posiblemente una bronquitis aguda. Tras las primeras atenciones brindadas por los profesionales para bajar la fiebre, el chico quedó en observación, tiempo en el cual se complicaron las cosas debido a una convulsión, presumiblemente a causa de la aplicación de fármacos, según los familiares.

Tras el triste desenlace, la familia solicitó la realización de una autopsia, que fue practicada por la doctora Ingrid Rodríguez. Los resultados del estudio y examen de los órganos, tejidos o huesos de un cadáver para averiguar o investigar la causa de su muerte se tendrán dentro de un mes, aunque verbalmente dijeron a los familiares que el deceso fue a causa de problemas cardiacos que padecía previamente el niño.

Ayer, en el programa La Lupa, los familiares dijeron que en el momento de la crisis, el centro asistencial no tenía los equipos de reanimación ni los insumos para socorrer. “Una de las enfermeras le aplicó dos medicaciones juntos, no le aplicó en el suero, sino en vía directo. Ahí, él tuvo la reacción”, aseveró Rosa Isabel Angulo, abuela de la víctima.

Por su parte, el abogado del sanatorio, Ricardo Preda, dijo en el mismo programa que se aplicaron todos los protocolos para los casos de urgencias y que profesionales médicos bajaron del servicio de Terapia Intensiva para socorrer al pequeño.

“El proceso de convulsión empieza a las 12:29 aproximadamente, entra en paro y se activa el código rojo”, indicó al tiempo de explicar que la autopsia se hizo a pedido de la familia y no fue practicada por el sanatorio.