“Mi alma se desprendió de mi cuerpo y he visto el cielo en donde estaba nuestra Santa Madre, la Virgen María”, dijo don Carlos Giménez, de 65 años, un peregrino paraguayo oriundo de Luque, quien cayó en descanso por más de media hora en el Cerro de las Apariciones de Salta, Argentina, tras rezar el rosario del mediodía en la jornada de oración.

Agregó que vio una “luz tan blanca, profunda y brillante”, por lo que no podía abrir sus ojos y siguió en oración. Sostuvo que vio pasar a la Virgen María, sonriente y con una túnica blanca y brillante. “Ella estaba como servidora de ese lugar. Fue tan grande todo aquello que no pude resistir tanta luz, paz, amor, que me puse blanco”, testimonió entre los peregrinos que viajaron con Chiquitour hasta Salta.

Comentó que su viaje fue posible gracias a la solidaridad de los vecinos, especialmente de una familia que organizó rifas para cubrir su pasaje. Agregó que es coordinador de la capilla María Auxiliadora y que todo se dio para que el viaje salga. “Agradezco a la familia Santacruz-Galeano por traerme a este pedacito de cielo. Estuve ahí gracias a la beata Chiquitunga”, concluyó entre lágrimas.

María Eugenia, otra peregrina que cayó en descanso, comentó que en ese momento vio y habló con su madre fallecida. “Vi a mi madre, a quien extraño tanto y con quien todas las mañanas converso y le pido que me haga pasar un día más. Ella vivió hasta los 96 años”, dijo entre sollozos.

Otra experiencia fue la de Elsi Vera, una sobreviviente del cáncer de mama. “Hace años que no puedo dormir, pero en esta peregrinación, desde que me subí al colectivo, duermo. Durante el descanso le vi a la Virgen, brillante y resplandeciente”, relató.

Nelly Ocampos agregó que vio a los ojos de la Virgen al pasar la vidente María Livia al lado de ella. “En la ermita me fijé en los ojos azules profundos de la Virgen y cuando pasó la vidente, antes de caer en descanso, vi que tenía el mismo color de ojos, pero luego todos me dijeron que ese no es su color de ojo. Era la Virgen que estaba con ella”, aseguró emocionada.