San Pedro. Lorenzo Agüero, corresponsal.

Con 103 años, aún muy lúcido y caminando con la ayuda de un bastón, Félix Cantalicio Velázquez es uno de los últimos héroes sobrevivientes de la Guerra del Chaco de la Comunidad de Cocuerá, distrito de Chore, departamento de San Pedro. Él con tan solo 16 años fue a luchar en la contienda chaqueña en defensa de nuestro territorio y asegura que vive olvidado por las autoridades, que nunca recibió la visita de nadie.

El excombatiente es viudo, tuvo 17 hijos, de los cuales 15 tuvo con su esposa y 2 con mujeres diferentes, que ya fallecieron. Del grupo de 15 hijos también uno falleció.

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Don Félix vive en su casa rodeado de sus familiares y se encuentra muy bien de salud. Todavía recuerda, como si fuera ayer, lo vivido durante la Guerra del Chaco. Indicó que nació en Arroyos y Esteros, departamento de Cordillera, y siendo un niño se mudaron con sus padres por cuestiones de trabajo en la compañía Poroto, distrito de Antequera, San Pedro. De allí con tan solo 16 años se fue hasta Asunción y luego hasta el Chaco paraguayo.

“Yo vivía en la compañía Poroto de Antequera y a la edad de 16 años, cuando estudiaba todavía en la escuela me fui a la guerra, porque todos mis amigos, que tenían 18 años para arriba, se fueron. Recuerdo que le dije a mi papá, que me quería ir, él me dijo ‘si te animás ándate, porque no sabemos esto cuando se acabará. Seguro que te va a alcanzar tarde o temprano’. Entonces decidí irme, en un primer momento no me quisieron aceptar –por mi edad y mi estatura muy pequeña–. Entonces, me enviaron como enfermero al Hospital de Asunción, allí no me hallé y salí de nuevo para entregarme al regimiento, el famoso Pombero, que agarraba a todos lo que encontraba para llevarlos a la guerra. Después de un largo viaje de tres días en camión y luego a pie, llegamos al lugar de concentración en el Chaco, donde luchamos contra los bolivianos”, recuerda don Félix.

Una de las anécdotas que recuerda estando en la guerra se refiere a la provisión de comida que le daban y las largas caminatas que hacían por el árido Chaco. “Cuando entrábamos en las maniobras, nos daban como provisiones cuatro galletas, una carne conservada, un cuarto de agua y no sabíamos a dónde nos íbamos, ni cuándo llegaríamos al lugar. Caminábamos cuatro días con sus noches, no teníamos machetes para limpiar el camino, abríamos los linderos con nuestra mano para caminar, algunas veces nos daban frazadas, ponchos, mosquiteros, pero no se podía llevar por mucho tiempo porque pesaba mucho. Se caminaba por mucho tiempo, casi todo los días y por el camino se dejaba todo”.

“OLVIDADO”

Por otra parte, mencionó que nunca recibió la visita de ninguna autoridad, tampoco se le recordó en algún homenaje, siempre vivió en el olvido e ignorado. “Las autoridades nunca vinieron a visitarme, ni en fechas especiales. Hoy día, ellos (las autoridades) piensan solo en sí mismos, no dan más ventajas a los pobres, los pobres no tienen más trabajo, todo lo que producen ya no tiene precio. Es una lástima”, aseguró.

Según los registros del Ministerio de Hacienda, existen aún 105 excombatientes vivos.

Carné que lo acredita como excombatiente.

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