Viviendas anegadas, traslados a refugios sin la comodidad de un hogar, la incertidumbre en el candor de la niñez, todo esto supone emocionalmente para ellos un cambio a superar, una crisis inevitable. Pero, aunque existan adversidades, deben seguir estudiando con la esperanza de un futuro mejor. Mientras el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) informa que hasta la fecha instaló 134 aulas móviles en 15 departamentos del país en beneficio de 12.052 alumnos y alumnas vulnerables, algunos migran al lado argentino para estudiar.

Este es el caso de la hija de Analía Alvarenga, cuya familia vive en Chaco’i, Presidente Hayes, en una precaria vivienda hecha de tablas, chapa, terciada y troncos silvestres, a orillas de la ruta 12 Vicepresidente Sánchez. Ella estudia en Clorinda, Argentina, desde siempre, porque la educación allá, a su criterio, es de mejor calidad que la paraguaya. Para llegar a su escuela, que curiosamente se llama República del Paraguay, viaja todos los días en canoa.

“Lastimosamente, acá la educación no es tan buena. El Gobierno no ayuda, no hay suficiente presupuesto para instituciones. Para qué vamos a mentirnos, ella está en quinto grado y es mucha la diferencia. Tenemos un bote disponible, que es de mi primo, y con eso nos transportamos. Si no tuviéramos bote no íbamos a tener salida. Esa es la pequeña ventaja que tenemos porque mi casa está bajo agua. Enseñan muy bien allá, hasta ahora no me puedo quejar de cómo le tienen a mi hija”, expuso Analía.

Respecto a la nacionalidad y las documentaciones de migración, así como también la convalidación de materias adaptadas a las respectivas reformas educativas, dijo que es una escuela pública que da oportunidad a varios paraguayos, a quienes no les queda más opción que estudiar fuera de su país.