Un ejemplo para todos. Una maestra y sus cuatro alumnos, de la comunidad de Ciervo Blanco, demuestran que cuando hay vocación de enseñar y voluntad de aprender, no importa hacerlo debajo de una carpa, con una precaria pizarra y butacas. Tampoco importa movilizarse en canoas y mucho menos mojarse.
La escuela de la comunidad, ubicada a 30 km de San Juan de Ñeembucú y 20 km de Lagunaitá, al norte de Ñeembucú, quedó bajo agua tras las últimas precipitaciones que provocaron la creciente del río Paraguay y su afluente, el río Tebicuary.
Esto, sin embargo, no es impedimento para que la profesora Sonia Caballero (39) reúna a sus alumnos bajo una carpa para enseñarles a salir adelante a pesar de las adversidades.
Por si fuera poco, Sonia es la única profesora de la Escuela Básica Nº 11.359 “Esperanza del Rosario Montiel de Paredes”. Hace 16 años que enseña a los alumnos del 3er, 4to y 5to grados con un solo rubro asignado, y aclaró que si bien no hay alumnos en el 1er, 2do y 6to grados, ella se encargaría de ellos en caso contrario.
“Desde la quincena de mayo estamos así. Son cuatro alumnos, solo turno tarde y un solo rubro. Es una sola aula y la dirección. Soy docente y encargada de despacho. La escuela es del Estado, son pocos alumnos porque es una comunidad pequeña y alejada de todo. Estamos aislados, solo con lancha nos movemos por el río Tebicuary. Recibimos ayuda de la municipalidad”, detalló.
ESCUELA SIN ASISTENCIA
La zona es una de las más afectadas por la inundación. Allí, la mayoría se dedica a la ganadería, ya que el suelo no es apto para el cultivo. Los animales fueron trasladados a Tacuaras, distrito de Ñeembucú, mientras que 10 familias quedaron en el lugar. “Vino la gente de Pilar por agua a brindar asistencia médica, todo mediante lanchas. Hasta el momento la escuela todavía no recibió ninguna asistencia, ya mandé notas y fotos. La merienda escolar estoy viendo para que nos provean”, expuso Sonia.
Por su parte, José Veloso, encargado de Educación en la Gobernación de Ñeembucú, dijo que quisieron trasladar a los alumnos de la escuela a otra institución cercana, pero que los padres no podían abandonar su trabajo en las estancias, por lo que como medida provisoria se decidió montar la carpa donde estudian.
PLAN DE CONTINGENCIA
“Estamos aplicando un plan de contingencia. Las instituciones propiamente no se ven afectadas, no así las comunidades donde se encuentran. Es ahí que se complica el poder desarrollar normalmente las actividades académicas. En Pilar es diferente, si bien sufrieron el paro de las actividades el 10 de mayo, cuando ocurrió la inundación por los 400 milímetros caídos y algunas instituciones actuaron de albergue, posteriormente se normalizó”, explicó Veloso y agregó que actualmente son 16 escuelas que no están desarrollando clases.
El funcionario dijo que siguen en alerta amarilla y que en caso de que el río alcance los 9 metros tendrán una reunión general de directores para determinar continuar o suspender las clases por la amenaza. “De hacerlo, implicaría la modificación del calendario escolar, no obstante, las vacaciones se adelantaron y nos vienen muy bien”, enfatizó.
Las acciones se realizan con acompañamiento de la Municipalidad de Pilar y la Gobernación de Ñeembucú, al igual que los municipios de los 16 distritos del departamento.
ALMUERZO ESCOLAR
Veloso precisó que desde hoy repartirán almuerzo y merienda escolar. Subrayó que hubo inconvenientes con empresas proveedoras que apelaban las licitaciones. “Ahora se resolvió y nos distribuirán los insumos y productos para el almuerzo. El 100% de las instituciones de Ñeembucú cuenta con almuerzo escolar y desde el lunes (hoy) con merienda escolar”, aseguró.
Agregó que la recuperación será todo un desafío, ya que hay gente que perdió todo. “Va a llevar tiempo recuperarse. Ñeembucú sufrió un gran golpe”, significó.