Sin tarimas no operan los comercios afectados por la inundación en Nanawa, frontera con Argentina. En el mercado de Puerto Elsa, departamento de Presidente Hayes, que en otros tiempos brillaba por el flujo migratorio y comercial, hoy escasean las mercaderías y aumenta la desesperación de los vendedores.
Ariel Céspedes, comerciante, cuenta que perdió el 80% de su venta, porque la gente no puede transportar kilos de carne sobre tarimas. Norma Díaz, otra vendedora, recordó que en el 2015 vivió algo similar, pero más grande, por lo que estaba curada del asombro.
En la zona crece el desempleo y la crisis que viven los pescadores desde marzo de este año. Técnicamente, es un año perdido para este rubro. Mientras que otros rubros, como el de la construcción, también están varados.
Díaz vende perfumes en una colorida caseta. “La venta bajó bastante, hoy no vendí nada todavía. Dejé mi casa que está en el barrio San Miguel. Hace tres semanas que vivo en Clorinda en la casa de un pariente. Vamos a seguir batallando acá. Mucha gente se fue a vivir a Clorinda”, precisó.
Céspedes expuso que sobreviven con lo poco que tienen guardado, considerando que no pueden arriesgarse a traer más por falta de movimiento. “Estamos luchando para comer con ese poquito, hace un mes ya. Con tarima estamos, bajó mucho la venta por eso. La gente viene y si tenés más de 120 kilos de carne ya no podés pisar la tarima, se rompe”, describió.
La situación conlleva despidos. “Hay muchos despidos. Hoy un cliente nos dijo que vino por última vez, porque le dijeron que hasta hoy nomás trabaja la cocinera. Todos los días venía a comprar carne para bife”, detalló y agregó que muchos no se arriesgan a ir hasta que baje el agua.
CIUDAD BAJO AGUA
Para acceder a Nanawa, otrora llamado Puerto Elsa, existe un puente totalmente bajo agua del que solo se ven los arcos. Las canoas o lanchas funcionan como medio de transporte.
Nanawa se yergue al sur del departamento de Presidente Hayes, cuya población de más de 6.000 habitantes está supeditada al nivel del agua, que en muchas zonas ya llega a los techos de las viviendas. El paso fronterizo con Clorinda, Argentina, conocido como la pasarela, está prácticamente vacío, muestra fiel de la poca circulación de dinero.
La doble avenida principal es invisible, solo hay agua y un cartel de bienvenida, donde la imagen de la virgen de Santa Teresita –ya a mitad del curso hídrico– recibe a los visitantes. En la urbe casi ya no se ven habitantes, solo algunos que viven en las alturas de sus casas que constan de dos o tres plantas.
Cabe recordar que más de 1.000 familias tuvieron que desplazarse forzosamente a raíz de la inminente crecida del río. Gran parte fue evacuada y ubicada en albergues transitorios en Clorinda y Puerto Falcón. Escuelas, cementerios, iglesias, incluso la municipalidad, permanecen con el agua al filo. El intendente de Nanawa, Javier Núñez, dijo que solo tienen cuatro lanchas que asisten hasta el momento a 30 familias, por lo que también son escasos los recursos que poseen.
El intendente presentó al Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) un anteproyecto para una franja costera que pretende dar solución a esta agravante. Insistió en brindar alternativas más convenientes para Nanawa, como proyectar soluciones mixtas, la elevación del nivel de las calles a una altura de dos metros para poder ejecutar caminos de todo tiempo y la construcción de 1.000 viviendas altas y una costanera para acabar con el problema que el Bajo Chaco enfrenta con cada riada.