La iniciativa cantinas saludables, empren­dida por los ministe­rios de Salud Pública y Bien­estar Social y de Educación y Ciencias, busca que en las escuelas y colegios públicos y privados se apueste a una escolaridad más sana, esto incluye, la comercialización de alimentos naturales, rea­lización de actividad física y cuidado de un huerto esco­lar.

“Se están certificando escuelas saludables, no solo por los alimentos que se ven­den en los establecimientos, sino por las actividades que se realizan en el lugar, como actividades físicas y cuidado de huerto”, precisó Guillermo Sequera, director general de Vigilancia de la Salud. Esto se da teniendo como fondo datos locales de la Encuesta Global de Salud Escolar, que indican que un 32,7% de estudiantes y escolares tiene obesidad y el 7,7% padece de diabetes.

En conversación con La Nación, el nutricionista Christian Román Flores señaló que las consecuen­cias de una mala alimen­tación pueden derivar en estas enfermedades y otras como hipertensión arterial, caries dentales, trastornos del sueño e hiperactividad. Como ejemplo, dijo que un error común de los padres es creer que los niños necesi­tan azúcar adicional, siendo que lo que necesitan estos es acostumbrarse desde peque­ños a tomar agua. “Un lac­tante, de 0 a 6 meses, cubre su requerimiento de agua solo con lactancia materna, sin embargo, un escolar debe­ría beber al día 8 a 10 vasos de agua”, manifestó.

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CONSUMO DE CALORÍAS

Román precisó que los niños de 2 a 5 años deben consumir en promedio 1.300 calorías diarias y que excederse con alimentos azucarados puede aportar más de un cuarto de sus necesidades calóricas dia­rias, lo que sumado a través del tiempo se traduce en una ganancia de peso importante.

El especialista agregó que el consumo de azúcar en ali­mentos artificiales, en su mayoría derivados del azú­car natural y del azúcar de las frutas (fructosa), desde hace tiempo se relaciona con el riesgo de obesidad y el riesgo cardiovascular, tanto en niños como en adultos.

Los azúcares tienen reper­cusiones importantísimas a nivel orgánico, tales como la estimulación de la formación de grasa corporal, aumento de grasa circulante en sangre (colesterol, triglicéridos) y de la presión arterial, además de disminuir los niveles del colesterol/ HDL (protector del corazón), incluso en niños.

Por esta razón, la Organi­zación Mundial de la Salud (OMS) recomienda reducir el consumo de azúcar a menos del 10% de las calorías diarias. Es decir, los niños no deben ingerir más de nueve cuchara­ditas por día, mientras que los adultos no más de 12 cuchara­ditas por día. “Por otro lado, los escolares y adolescentes disminuyen el consumo de lácteos, esto afecta la ganan­cia de masa muscular y ósea”, lamentó Román instando a incentivar el consumo de lác­teos y agua en los escolares.

SALUD BUCAL

“No podemos dejar de lado la salud bucal. Aquellos niños que consumen mucho azú­car tienen mayor cantidad de caries de aquellos que no lo hacen. El azúcar promueve el crecimiento de bacterias que producen caries y dañan encías”, añadió.

HUERTO ESCOLAR

La promoción del cuidado de un huerto escolar trae consigo la importancia del consumo de frutas, verduras y hortalizas. Desde la OMS recomiendan el consumo de al menos 400 gramos o cinco porciones de frutas y verduras al día, con ello se reduce el riesgo de desarrollar enfermedades no transmisibles y se garan­tiza una ingesta diaria suficiente de fibra dietética. Para lograrlo, podrían incluirse verduras en todas las comidas; como tentem­piés, comer frutas frescas y verduras crudas, etc.

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