“No encontraron absolutamente nada más, no amerita que continuemos si es que no hay nada”, dijo Rogelio Goiburú, director de Memoria Histórica, explicando que “la sola presencia de un sótano no nos guía hacia el objetivo, así que seguiremos recabando datos, tomando testimonios, viendo si por ahí hay algo, mientras tanto, con los escombros que se sacaron ayer y hoy, no tenemos gran cosa”, expuso. Una clínica clandestina o un centro de torturas son algunas de las hipótesis que surgieron tras el hallazgo de un gran sótano en una vivienda ubicada en la calle Herrera casi Constitución de la capital.

Ricardo Merlo, fiscal de Derechos Humanos que lleva la causa, comentó que todavía no se tiene el título de propiedad, pero se menciona que antes pertenecía a la familia de la ministra de Trabajo, Carla Bacigalupo, y que pasó a manos de la familia Morales.

Al lado de la vivienda aparentemente vivía la hija del General Patricio Colmán, que en vida fuera el comandante del Regimiento de Infantería 14, considerado uno de los represores más sanguinarios y crueles de la tiranía de Alfredo Stroessner, por lo que llamó a los memoriosos a acercar datos a la investigación que se lleva a cabo.

Goiburú saludó a la gente que “se moviliza y se despierta acercando sus inquietudes porque existe el deseo de que se haga justicia, aquí se han cometido los crímenes más aberrantes contra los seres humanos, que son imprescreptibles, es como si se estuvieran cometiendo hoy”, recordó y expuso que “el Estado tiene la obligación de investigar y los funcionarios que ocupan cargos asumen dichas responsabilidades y si no las cumplen se convierten en cómplices del terrorismo de Estado. Es necesario que la ciudadanía esté atenta y colabore aportando datos para que los hechos salgan a luz”.

Agregó que tienen pendientes excavaciones en casi todo el país, y que a pesar de que quedaron sin dinero para llevar adelante la misión, insistirán porque “es una obligación con nuestros muertos, con nuestra democracia”.