Un ex arenero, que se emplaza en medio del río, es un nido de mbiguás y pájaros que se abalanzan en su espacio. Su oxidación ayuda a que el agua se limpie, puesto que el hierro oxidado atrae peces, algas y hongos que a su vez comen las bacterias. Es decir, ayuda a continuar la cadena alimentaria.
Juan Aníbal González Stanley, gerente de la agencia Aguas del Paraguay y guía turístico, comentó que se trata de un ex arenero que por falta de mantenimiento quedó varado en el olvido, además, llegó a su vida útil. Dijo que hoy no se lo quita del agua porque produciría un gran impacto ambiental y que se presume que el mismo está ahí hace 20 años.
“Ahora está fuera del agua porque bajó el nivel. Dentro de 15 a 22 días va a estar lleno de pajas. Es un nido de mbiguás y a la tarde de punta a punta, de popa a proa, uno no ve el barco de tantos pájaros que se posan encima”, comentó y reiteró que este monumento de hierro actualmente forma parte del ecosistema.
OXIDACIÓN
González contó que en la cantera de Ypacaraí, cuando Raúl Santiviago, quien encabeza la agencia Aventura Xtrema que realiza buceos en el lugar, depositó dos autos oxidados en el agua, para limpiarla, curiosamente, la visibilidad cambió de 30 centímetros a 5 metros.
“En el sitio no se veían peces, ni plantas marinas, pero tirando los dos autos oxidados se logró eso”, sostuvo y explicó que la oxidación, el hierro corroído, genera alimento para las algas y hongos, que atraen a los peces y aves, que terminan la cadena de alimentación consumiendo estas materias.
Lo mismo ocurre con el ex arenero, donde “en cierto horario, hay varios pescadores alrededor, porque hay mucho pique. Por eso, quitar esto va a producir un gran impacto ambiental. Además, a nadie le molesta”, subrayó y agregó que hoy el monumento de hierro también es fuente de curiosas historias en la Bahía de Asunción.