Los árboles son de suma importancia en las ciu­dades, más aún en las urbes como Asunción, que están catalogadas como una de las más calientes de Sudamé­rica. Sin dudas la ola de calor se va asentando en el país y cada vez más las altas temperatu­ras se posicionan en el tablero, rompiendo antiguas marcas registradas en el termómetro.

En los últimos días, 23 y 24 de enero, se dieron nuevos récords de calor de acuerdo a los regis­tros que datan de los últimos 50 años, según la Dirección de Meteorología e Hidrología del país. Los números que se dan en los pronósticos (35º C, 37º C, 39º C) son los medidos bajo techo en el tablero, por lo tanto, la temperatura bajo el sol (sen­sación térmica) es más elevada, explicó el pronosticador Julio Ayala. Los ambientalistas ase­guran que los árboles ayudan a mitigar el calor, por lo que es de suma importancia sembrar estas plantas en las veredas y patios de las casas, ya que ayu­dan a oxigenar el ambiente y reducen la sensación térmica.

“La infraestructura verde reduce el impacto del calor. Entre la temperatura de un patio verde (con pasto y árbo­les) y un ambiente de cemento hay entre 4º C a 5º C de diferen­cia”, manifestó Óscar Rivas, gerente de Cambio Climático de WWF Paraguay.

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CIUDAD CALIENTE

Agregó que los profesionales de la salud están dando reco­mendaciones especiales a los turistas que visitan Asunción, porque está considera la cuidad más caliente del sur de Amé­rica. “Asunción se ha vuelto una ciudad muy caliente. Tenemos una ciudad que no se condice en su diseño e infraestructura para luchar contra eso”, indicó al asegurar que los pocos árbo­les no pueden con los bloques de cemento.

Con relación a este punto, Ayala explicó que Paraguay está ubicado en lo que se conoce en el ámbito climato­lógico como la “baja térmica del Nordeste Argentino”, que es como un “cuello de botella que se crea en la zona de la Cor­dillera”, que comienza en octu­bre y se mantiene aproximada­mente hasta enero.

“El viento norte que viene de la zona de la Amazonia se ve canalizado y a partir de allí se comprime en la zona de la Cordillera y genera el calen­tamiento que se conoce como la baja térmica del Nordeste Argentino. No es algo nuevo, es algo climatológico que siempre sucede”, explicó el profesional.

Agregó que a esto se suma que el país está ubicado en una latitud cercana al Trópico de Capricornio, lo que significa que está expuesto más horas al sol y la temperatura es más elevada. “Esto propicia que tengamos intenso calor en el verano”, indicó.

Ayala explicó que uno de los factores para las altas sensa­ciones térmicas es justamente la elevada humedad. Si bien el país no tiene salida al mar, los vientos de la costa atlántica –que traen consigo la hume­dad– propician la sensación de intenso calor. A esto se suman las islas de calor del concreto, que hacen que las temperatu­ras resulten más elevadas en las áreas urbanas.

ISLAS DE CONCRETO

“Las islas de calor se dan debido al concreto, por las edificacio­nes. Ese es el efecto de las ciuda­des, lo que hace que tengamos temperaturas más elevadas que otras zonas más boscosas”, aseguró, al recordar que en Asunción, en el 2014, un 16 de octubre se batió el récord his­tórico de temperatura más ele­vada en los últimos años, mar­cando el termómetro 41,8ºC.

Una de las características de Asunción es la escasa cantidad de áreas verdes, ya sean públi­cas como privadas. Esto hace que se incremente la sensación térmica en los días de intenso calor. Uno de los pulmones de la capital paraguaya es justa­mente el Jardín Botánico y Zoológico de Asunción, espacio público verde que está a punto de perder al menos 300 árboles –que ayudan a mitigar el efecto invernadero en la ciudad– para dar paso a una infraestruc­tura de cemento que permita la circulación de más de 40.000 vehículos al día y el paso de unas 100.000 personas.

Si bien el proyecto plantea la reubicación de los árboles más jóvenes –unas 164 espe­cies nativas–en el mismo pre­dio, no existen garantías de que las plantas podrán sobrevivir, más aún por las altas tempe­raturas reinantes. Los demás árboles serán convertidos en bancos para los usuarios del espacio público.

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