Según la Ley Nº 1.614 del 2000, la prestación de agua potable y sanea­miento (APS) será siempre de naturaleza pública y el Estado paraguayo, a través del Poder Ejecutivo, será el encargado de atender este servicio. Para tal efecto, en el 2002 se estableció por decreto que la institución que tendrá a su cargo el diseño de las políticas públicas con relación al manejo del agua será el Ministerio de Obras Públi­cas y Comunicaciones (MOPC).

En el 2000 también se creó el Ente Regulador de Servicios Sanitarios (Erssan), una insti­tución que nació para controlar y regularizar a todos los provee­dores de agua potable del país, lo que incluye a las aguateras, a las juntas de saneamiento y también a la Essap, la empresa estatal proveedora del vital líquido. En el 2010, el MOPC creó la Dirección de Agua Pota­ble y Saneamiento (Dapsan), órgano que se encargó a partir de entonces del diseño de las políticas públicas con relación al manejo y control del agua potable y su distribución a la población paraguaya.

Antes de la creación del Erssan, las aguateras y pozos artesia­nos de donde la gente se proveía de agua carecían de un control estatal. La primera empresa del Estado que se creó para la dis­tribución del agua y su control fue la Corporación de Obras Sanitarias (Corposana), que tenía su sistema de distribu­ción de agua y alcantarillado sanitario. Sin embargo, Cor­posana como tal dejó de exis­tir en el 2000 y pasó a llamarse Empresas de Servicios Sanita­rios del Paraguay (Essap).

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La idea original era que la Essap sea privada, pero sigue siendo del Estado hasta hoy y es la única empresa estatal que brinda el servicio de alcantari­llado y agua potable en el país. Entonces, la Essap y todos los demás prestadores del servi­cio de agua potable (aguateras y juntas de saneamiento) pasaron a depender del Erssan, ente que regula todo el sistema en el país.

SIN ANÁLISIS

De acuerdo a datos oficiales del Erssan, hasta el año pasado Paraguay tiene registradas a un total de 5.433.539 personas conectadas a una red de distri­bución de agua potable.

El Erssan es la institución encargada de hacer los análi­sis de la calidad del agua pota­ble que consume la gente. En ese sentido, la propia institu­ción informó a La Nación que en el 2018 se llegó al 83% de la población con acceso a una red de agua potable, que fue verifi­cada en la calidad del agua que recibe. En números, esto indica que 4.537.687 usuarios consu­men agua con verificación de calidad del Erssan.

Sin embargo, un número importante de la población con­sume agua sin que tenga con­trol. En ese sentido, según los propios datos del Erssan, unas 895.000 personas (16%) que tie­nen acceso a una red de servicio de agua potable no tienen verifi­cación de calidad de agua.

“El desafío para el Erssan radica en mantener el por­centaje de calidad alcanzado y, además, tomar las medidas necesarias para que el 16,49% que actualmente toma agua sin la debida desinfección pueda acceder a agua potable, conforme a lo que establece el marco regulatorio”, dice el documento de esta institución.

En el informe se muestran otros datos; por ejemplo, en todo el país existen 4.400 prestadores del servicio (aguateras, juntas de sanea­miento más Essap). De esta cantidad se hizo el control de 3.520 prestadores. Según el Erssan, esta cifra superó la meta que se estableció para el año pasado, ya que de acuerdo a lo que se planificó para el 2018 se tenía previsto verifi­car (es decir, hacer el control de calidad de agua) a 3.793 prestadores de agua.

ALCANTARILLADO Y EL ACUÍFERO

El indicador de cobertura de alcantarillado sanitario con redes cloacales llega apenas al 12,2% de toda la red de ser­vicio de agua potable, mien­tras que la cobertura de tra­tamiento de alcantarillado sanitario es prácticamente insignificante; apenas 2% de 5 millones de usuarios.

Justamente, la situación de los sistemas de alcantarillado y sus tratamientos es un tema apremiante por lo que implica en la contaminación del acuí­fero Patiño. El director de cau­ces hídricos del Ministerio del Ambiente, David Fariña, en oportunidad de la mesa de trabajo con otras institucio­nes en las que trataron el tema del acuífero, señaló que se encontraron coliformes feca­les y registros de nitratos en los ductos del Acuífero Patiño, principal proveedor del vital líquido para los departamentos Central y Paraguarí, del cual dependen cerca de 1.500.000 personas.

Fariña dijo que es necesario buscar otras alternativas para el suministro de agua. Una de ellas puede ser el acopio de las aguas de lluvia, como se hace en el Chaco, o utilizar el río Para­guay, como hace la Essap para brindar su servicio.

Fariña insistió en que el pro­blema con la contaminación que se detecta en el Acuífero Patiño guarda relación con la falta de tratamiento de alcantarillado cloacal, ade­más de la cantidad de “pozos ciegos” que se construyen sin los sistemas correctos de fil­tración. “Las filtraciones por la falta de alcantarillado y de pozos se dan en el suelo mismo y eso va directo al acuífero”, señaló Fariña.

Un último informe sobre el acuífero Patiño, dado a cono­cer la semana pasada, dejó un dato que alarmó a las autori­dades nacionales: se detectó la presencia de una sustan­cia llamada Metil tert-butil éter (MTBE). Se trata de un líquido inflamable usado como aditivo en gasolina que, según estudios médicos, es poten­cialmente cancerígeno en caso de ingerirlo. A partir de esto, el propio Ministerio del Ambiente convocó a una mesa de trabajo interinstitucional para buscar una solución al Acuífero Patiño y su agua.

ASUNCIÓN Y CENTRAL

La Essap es la principal pro­veedora de agua potable en Asunción, mientras que en Central predominan las aguateras y juntas de sanea­miento. Según datos propor­cionados por el ingeniero Natalicio Chase, presidente de la Essap, el consumo de los 222 mil usuarios de la estatal de Asunción y Gran Asunción llega a unos 407 mil metros cúbicos por día.

La Essap registra además unas 5.000 conexiones industria­les, consideradas como tales aquellas que superan los 200 metros cúbicos al mes. Esto incluye a establecimientos ganaderos, empresas o loca­les que utilizan mucha agua como los lavaderos y otros.

Uno de los problemas que tiene la Essap en Asunción y zonas periféricas son las conexiones clandestinas que se dan mayormente en asentamientos o refugios temporales. Según Chase, el promedio que manejan en la institución es de 15.000 a 18.000 conexiones clandes­tinas por año.

“Nuestra prioridad, para este año, es crecer un módulo más en nuestra planta de trata­miento de 10 mil metros cúbi­cos por día”, expresó Chase.

La situación del agua potable exige a las autoridades una solución rápida en cuanto a su distribución verificada en la calidad. Sin embargo, todo el sistema de alcantari­llado y servicio cloacal toda­vía está muy lejos de llegar a la mayoría de la población paraguaya.

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