Por Jorge Zárate, jdzarate@gmail.com

“La gente pasa y lo saluda en este lugar”, cuenta Jorge Galeano, inspector de tránsito de la Policía Caminera. Lo dice señalando el pequeño santuario que se fue edificando en la cabecera del Puente Remanso. “Lleva 13 años”, señala.

El humilde santuario creció con nuevos aportes de caminantes y viajeros que se detienen a pedir la protección de Antonio Gil, una suerte de Robin Hood correntino, milagroso en esto de cuidar el periplo de la gente en las rutas. Este “don” de “el Gauchito Gil” hizo que estos pequeños recordatorios con su imagen se multipliquen por las rutas argentinas desde Clorinda hasta Río Gallegos.

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Galeano registró el momento en que llegó hasta nosotros. “Esto comenzó con un señor correntino que me contó que le había pedido para poder conseguir un trabajo aquí en el Paraguay y al tiempo se le dio, está trabajando en el Instituto de Previsión Social (IPS)”, cuenta.

“Comenzó con un nichito que trajo, con la figura del santo, del gauchito y una bandera colorada y después se fue armando todo hasta cómo lo ven hoy”, relata. “Ahora la gente pasa y le deja cigarrillos, paquetes enteros y un poquito de caña, hasta petaquitas, pero después vienen los indigentes y se llevan todo”, cuenta entre risas.

UN PUEBLO QUE LE VENERA

En Argentina, unos 250 mil devotos pasaron el pasado 8 de enero por el santuario que homenajea a Antonio Mamerto Gil Núñez, en Mercedes, Corrientes, fecha en que se cumplían 140 años de su mítica partida.

Una devoción que se hizo en el tiempo y hasta hoy no es fácil de explicar al punto que pronto se verá en el país, el 8 de noviembre, la película “Gracias, Gauchito”, de coproducción entre Paraguay y Argentina que nos acercará al fenómeno. En el elenco se podrá ver a los actores paraguayos Jorge Sienra, Lali González, Jorge Báez, Víctor Sosa Traverzzi, Enrique Pavón, Pichi Villanueva, Héctor Silva, Dani González y Miguel Ángel “Paletita” Romero, que participaron de esta producción de Hei Films rodada completamente en locaciones del país.

Cuenta la leyenda que en un fatídico 5 de enero de 1878 se celebraba la fiesta de San Baltasar en Concepción, la ciudad que lo vio nacer, y allí estaba Gil bailando y celebrando. Esa noche se robó la esposa de un comisario. Apenas 8 kilómetros le faltaban para encontrar refugio en la ciudad, cuando un policía lo interceptó, lo colgó de un árbol cabeza abajo y finalmente lo ejecutó en ese paraje del Pay Ubre.

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