En la noche del jueves se dio la donación de órganos por parte de familiares de una mujer de 56 años, quien falleció por muerte cerebral en el interior del país.
Pese a que la Ley Anita, que obliga a la donación de órganos a toda persona con muerte cerebral, aún no entró en vigencia –ya que debe ser reglamentada en el plazo de 90 días tras su promulgación–, el acto generoso y espontáneo de la familia hizo posible que dos personas con problemas renales se beneficien con los órganos, así como también otras dos personas que recibirán las córneas.
La voluntaria acción se dio teniendo en cuenta el estilo de vida solitario de la mujer fallecida, quien en vida se caracterizó por ser paciente, solidaria y generosa con las personas necesitadas, comentó la doctora Elsa Escalante, jefa del Programa de Trasplantes del Instituto de Previsión Social.
La donante era una asegurada del IPS y estaba internada en el hospital de Coronel Oviedo, donde los médicos comunicaron a la familia el triste desenlace. “Aunque estaban sumidos en el dolor, ellos no lo pensaron dos veces porque la donación fue de forma espontánea teniendo en cuenta el estilo de vida de la señora, que siempre fue solidaria y entregada a los demás”, manifestó la profesional.
De esta forma, tras confirmarse el permiso de los familiares, los médicos se comunicaron con la central y se conformó un equipo con expertos del Instituto Nacional de Ablación y Trasplante (INAT) y del IPS para viajar hasta la ciudad y traer los cuatro órganos donados: dos riñones y dos córneas.
Los dos riñones fueron destinados a pacientes que estaban en lista de espera, uno en el IPS y otro en el Hospital de Clínicas, y los trasplantes se hicieron ayer en forma simultánea. Las córneas están en la Fundación Fernando Oca del Valle para los estudios correspondientes y su posterior implantación a pacientes que nunca vieron un amanecer.