El agua potable y las vacunas constituyen los aportes más importantes de la salud pública a nivel mundial, ya que mediante ambos se ha logrado que millones de vidas al año puedan ser salvadas. Una de las formas de prevenir enfermedades es mediante las vacunas. En la mayoría de los países de la región, el esquema de vacunación es bastante ambicioso y contiene un importante número de biológicos que ayuda a prevenir enfermedades, muchas de ellas mortales. Según estadísticas, en 1975 solo el 5% de la población mundial accedía a las vacunas. Si bien años más tarde la situación mejoró y se logró que el 80% de la población esté inmunizada en 1990, los niveles de vacunación de la población aún no llegan al 100%.
Algunas inmunizaciones son muy bajas, por ejemplo el caso de rotavirus, que solo alcanza 25% de la población mundial, mientras que la cobertura contra el neumococo es de 42%. Uno de los más altos porcentajes de vacunación en el mundo es contra al hepatitis B, que alcanza 84% en todo el planeta.
Según Mónica Fiorina, asesora científica para el Cono Sur, las vacunas contribuyen al ahorro porque son una inversión en salud, son útiles porque aumenta la expectativa de vida y porque reduce el uso de antibióticos que últimamente presentan resistencia a varios virus. En los últimos años, la utilización de las vacunas combinadas significó un importante avance, ya que no solo el Estado sale ganando al adquirir productos a menor costo, sino además las madres están más contentas ya que los bebés no deberán soportar varios pinchazos, dijo Lucía Bricks, directora médica de Sanofi Pasteur para pertusis, polio, Hib, y meningitis para Latinoamérica.
Además de tener un efecto individual, de proteger a la persona que se aplica el biológico, también ayuda a personas que no tengan la inmunización y además redujo considerablemente la mortalidad en especial con varias enfermedades como el sarampión, la fiebre amarilla y la poliomielitis.